"Hace poco terminé de leer Mujeres de Dios. Cómo viven hoy las monjas y religiosas en la Argentina, de la escritora y periodista argentina Sonia Budassi. Me interesó este libro a partir de las notas que leí en distintos medios cuando el libro salió a la venta. Ya desde el título del libro quería conocer las historias que prometía la autora.
La investigación de Budassi logró atraparme desde la primera página. Lo leí de corrido, algo poco habitual de lograr en tiempos de exceso de trabajo y otras obligaciones. Por cada página que avanzaba, más me entusiasmaba la forma y el contenido de las historias que contaba. Hacía bastante que un libro de investigación periodística no lograba atraparme tanto.
El libro logró colocarme en una especie de “nube”, desde la cual uno podía mirar los diálogos de la autora con una superiora de un convento o con una monja de clausura. Por momentos, las descripciones de ciertos ámbitos de colegios religiosos y capillas eran impecables por los detalles y por el clima al que hacían elevar al lector.
En particular, en un capítulo en el que se cuenta la experiencia del encuentro con una monja de clausura, que vive casi sin contacto con el mundo exterior, en plena Ciudad de Buenos Aires, me sentí directamente recluido en ese mismo espacio que compartieron la religiosa y la autora. Voces sin rostro, rejas, paredes vacías; la narración me atrapaba, física y mentalmente, en esa habitación.
La investigación de Budassi logró atraparme desde la primera página. Lo leí de corrido, algo poco habitual de lograr en tiempos de exceso de trabajo y otras obligaciones. Por cada página que avanzaba, más me entusiasmaba la forma y el contenido de las historias que contaba. Hacía bastante que un libro de investigación periodística no lograba atraparme tanto.
El libro logró colocarme en una especie de “nube”, desde la cual uno podía mirar los diálogos de la autora con una superiora de un convento o con una monja de clausura. Por momentos, las descripciones de ciertos ámbitos de colegios religiosos y capillas eran impecables por los detalles y por el clima al que hacían elevar al lector.
En particular, en un capítulo en el que se cuenta la experiencia del encuentro con una monja de clausura, que vive casi sin contacto con el mundo exterior, en plena Ciudad de Buenos Aires, me sentí directamente recluido en ese mismo espacio que compartieron la religiosa y la autora. Voces sin rostro, rejas, paredes vacías; la narración me atrapaba, física y mentalmente, en esa habitación.
La lectura de Mujeres me remitió a El nombre de la Rosa, no porque tengan entre sí alguna similitud de contenido, sino porque el clima, los aromas, los sonidos y las imágenes construidos por Budassi me hacían revivir esa atmósfera sórdida y lúgubre, que tan bien exponen Eco en su novela y Jean Jacques Annaud en la versión fílmica.
En definitiva, el libro corre el velo sobre un grupo de mujeres de las que poco se habla en Argentina. Sobre mujeres que eligen un sendero cada vez menos transitado en el país. En tiempos en donde el cuerpo femenino es más expuesto, ellas eligen, al menos en teoría, sustraerse al mundo del sexo y cubrirse más que el promedio de las mujeres. Esa mirada de voyeur que permite el libro hizo que quedara con ganas de muchas más historias de ese mundo peculiar.
Mujeres es altamente recomendable. Es un libro que ilumina rincones oscurecidos por hábitos, votos, modas y el ruido urbano."
En definitiva, el libro corre el velo sobre un grupo de mujeres de las que poco se habla en Argentina. Sobre mujeres que eligen un sendero cada vez menos transitado en el país. En tiempos en donde el cuerpo femenino es más expuesto, ellas eligen, al menos en teoría, sustraerse al mundo del sexo y cubrirse más que el promedio de las mujeres. Esa mirada de voyeur que permite el libro hizo que quedara con ganas de muchas más historias de ese mundo peculiar.
Mujeres es altamente recomendable. Es un libro que ilumina rincones oscurecidos por hábitos, votos, modas y el ruido urbano."
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