Fue lindo mientras duró I

Zulu es fotógrafo y estuvo en la guacherna y como es solidario nos invitó el último día a amanecer en su casa de la playa. Lo reportié, como se dice ahí, y llegué a la conclusión de que tiene una buena vida. Vende pescado y tiene un restaurant en el patio de su casa.
Como tenía mucho calor me puse el disfraz de monocuco de capa. Caminando por la guacherna, Guido y yo, ajenos a la juerga perniciosa de nuestro alrededor, no hicimos más que discutir acerca del futuro de las reseñas y de la crítica publicada en medios masivos; a qué lector hay que apuntar cuando se escribe en un suplemento cultural y de las políticas literarias que se esconden detrás de los festivales, qué tensiones subyacen en las últimas producciones leídas por ambos y también sobre la complejidad perseguida en nuestras próximas obras.

Luego fuimos en busca del maestro para que nos ayude a resolver nuestras inquietudes de oh jóvenes escribientes latinoamericanos que vacilan. Como no lo encontramos no nos quedó otra que camuflarnos con esa bárbara multitud y tuvimos que posar junto a un gorila, otros hermanos monocucos y una chica de flores y antifaz divina; no nos quedó otra que dejarnos llevar, pero vamos a escribir una tesis al respecto aunque tengamos que sucumbir a al temido concepto de "cultura popular"; el proyecto será supervisado en oscuras bibliotecas por las mentes más serias pipi cucus de la generación que nos antecede.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué buenas fotos! me divirtió el post...todo eso era parte del taller???
Ceci.

Sonia dijo...

Sí, sí. Incluso algunos, desfachatados, le decían a eso "trabajar".
Era cierto igual, eh!