Un cariñito veraniego para Mujeres de Dios

Por María Sonia Cristoff para ADN Cultura. (un interesante de veras artículo sobre la crónica)

"Como efecto de ese resurgimiento, en el panorama de la crónica en la Argentina hoy encontramos fenómenos diversos: desde productos oportunistas a los que cuesta llamar textos hasta la bienvenida comprobación de que las nuevas generaciones retoman el género con títulos entre los que se destacan La ruta del beso de Julián Gorodischer, Mujeres de Dios de Sonia Budassi, Fantasmas de Malvinas de Federico Lorenz, La vida de una vaca de Juan Pablo Meneses y La piel de la Boca de Jordi Carrión; pasando por los malentendidos que señala María Moreno: (...)

Puesta

en escena, vía 1000 palabras.
(también gracias a PZ por este comentario)

"relámpagos de sentido"

Vía el blog de Editorial Entropía, accedimos a esta reseña sobre Los domingos son para dormir publicada en la revista Inrockuptibles de enero (también hay una entrevista a Bruzzone, gracias a Matías Capelli), gracias en general.

Por Mauro Libertella.

Los domingos son para dormir podría ser una cifra de todo aquello a lo que el mercado editorial contemporáneo le tiene miedo: un primer libro, y encima de cuentos. Como si en esa fórmula se resumiera no sólo un lugar en las librerías, sino también una idea del espacio literario: la escritura que viene de los márgenes y hace temblar a un centro masculino, novelístico, de prosa dura. Ése es el efecto más inmediato de estos diez cuentos: relámpagos de sentido que desestabilizan, que apuestan al exceso como una forma de poner en evidencia algunos clichés de la literatura y de las formas expresivas más fosilizadas.

Podríamos jugar un juego infinito que consistiría en armar series secretas entre los cuentos, como si acercando "Todo lo de anoche" a "Tu vida sin mí", por ejemplo, pudiéramos rearmar el arco completo de un ciclo biológico en sólo diez páginas. El juego es inútil, por supuesto. Cada relato estalla en metástasis y contamina todo el libro, pero también cada cuento es autónomo y sólo se puede leer como un universo cerrado y de límites precisos. "Acto de fe", que abre el libro, no tiene nada que ver con el largo relato final, "Fuera de temporada", pero también se puede leer como su reverso alucinado, su lado B –lo universal frente a lo local, lo solitario frente a lo grupal. En "Acto de fe", tal vez, se resume todo: el viaje, la prosodia beatnik para tiempos modernos, la confianza en los efectos de un estribillo, la escritura que puede ser todo estilo y que sin embargo toca bien de cerca lo real.

Probablemente sea muy pronto para proyectar una filiación y sentenciar que Sonia Budassi pertenece a tal o cual tradición de la literatura argentina. Llegarán además nuevos libros, que se encargarán prolijamente de desdecir estas líneas y que quizás profundicen en esa idea de la literatura como un juego y un ejercicio de auto transformación, como un lugar para decirlo todo sin solemnidad y muy lejos de la afectación.


“Philip-Lorca diCorcia´s Head series was made by placing flash lightning on construction scaffolding above a busy New York street, out of sight of the passers-by below. The movements of pedestrians activated the flash, at wich moment di Corcia photographed the iluminated stranger with a lon-lens camera. The resulting images show people who do not know that they are being photographed and so do not compose themselves for their ‘portraits’”

enero en buenos aires III

No tomes esto como un coment, pero recién me di cuenta de que interpreté el titulo del post -incluía la palabra "puntazo"- como "herida punzante" o "puñalada" y no como "gran punto", o algo que "suma puntos", un "punto gigante", ni nada asociado a la obtención de "puntaje".
Es un enero complicado y a veces creo que el blog ya fue.

(no suelo dejar coments, casi casi nunca. el que deja coments, igual, recibe coments. hay gente que vive para comentar porque le gusta y otra para que le dejen coments, ay)

querida L.

realmente resultaron lindos los dibujos de tu amiga; la libreta ¿libro, plaquet, objeto? que me regalaste en su relajada presentación sin declaraciones públicas ni escritores egomaníacos ni de ningún tipo. (se los mostré a mi hermano, terminamos cenando en un restó pero delicioso, el me dijo algo de un artista bahiense, crítico, gestor cultural y editor, le gustaron, creo que algo de las líneas, de la tapa con flores le recordaban a otro algo que hizo él).
Cuando volví a casa después de abrir para minimizar el word, los dibujos* me sirvieron para el espontáneo restyling que me da actividad física y descanso visual en un sólo sano proceso cuando levanto los ojos del libro o de la compu, incluso de la ventana: corté algunas de las hojas y ahora están desparramadas pero sujetas, con chinches de colores, a lo largo de la casa fuera de su objeto, su libro, su plaquet, no voy a ponerme a teorizar sobre "el arte" ahora ni a improvisar metáforas más generales; tampoco comparar y escribir un "como", pero quedan lindas. Estoy a punto de copiarte algunas cosas que escribí en el cuaderno sobre ese libro que me prestaste pero una vez más, me privaré, voy a ver si maximizo el word y (...).

Gracias por el regalo y perdón que me fui tan cenicienta de la presentación. La visita de más temprano a la disquería y librería con su show de vendedores de discos haciendo chistes malos fue muy interpelante (sabés que soy una aficionada del género) y el vendedor de libros tan serio, como en un básico guión de dúos de policías mezclado con series yanquis urbanas. No se cual citarte bien, pero entendés (le pregunté un precio y me señaló con razón que primero hay que saludar, no se si te diste cuenta, los otros, en cambio, se reían como adolescentes básicos sin serlo); me pregunto si no tendrá algo que ver con la forma de asumirse a sí mismo y ciertos rituales, más bien, la tradición, de cada producto cultural. Es un poco cliché o no sé, no puede ser que la realidad sea tan obvia en algunas cosas, no? Te admito que en general puede ser mi mirada, pero vos estuviste ahí y viste... "No soy yo, es la realidad" (cuac).

¡¡Igual la próxima acordate de decir que sos amiga de la otra vendedora antes de que yo pague!! ¿Habrá sido un quedar bien a bajo costo o habrá que creerle que si hubiera sabido entonces ofertón? Yo le creo, así que por lo menos ya sabemos que la próxima ese vendedor tan culto nos va a hacer descuento como nos hubiera hecho hoy de haber tenido la información necesaria.
No todos hacemos lo correcto cuando tenemos la información necesaria pero está la ilusión que de tenerla actuaríamos genial.
(...)
besos



*de Florencia Frias.

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Los domingos son para dormir por Félix Bruzzone

VÍA Editorial Entropía

Este año a Sonia le regalé dos plantas. Una chiquita, en preciosa maceta, y otra más grande, un árbol en realidad, un Paraíso, en un horrible balde agujereado a golpes de destornillador, para que el agua drene.

Ahora leo su libro, y resulta que en la lectura también encuentro una especie de árbol. O una figura arborescente, si se quiere. Y no es paranoia ni conspirativismo ni ánimo de ver en todas partes árboles: es la realidad de cada uno de los párrafos: frases ramificadas, personajes y situaciones y detalles, miles de detalles, que viven ahí como arborícolas. No sé si alguien de los acá presentes alguna vez leyó ese libro de Graciela Montes que se llama “Y el árbol siguió creciendo…” Es una novela para niños, muy imaginativa, en la que un árbol empieza a crecer en medio de la Nueve de Julio, y que con el correr del tiempo no sólo se convierte en una atracción para periodistas y comunidad toda sino que empieza a ser vivienda de muchos. El conflicto surge cuando alguien pide la remoción del árbol y todos sus habitantes. La resolución no viene al caso, pero la imagen a mí me quedó, una de las primeras grandes imágenes que me dejó el haber leído algo. Después, árbol y lector crecieron, y los árboles, en general, todos los árboles, se volvieron para mí las formas más raras y expresivas. Este libro de Sonia, claramente, participa de esa arborescencia compleja, inclasificable, llena de flores hermosas, frutos verdes, maduros, podridos, pestes, animales de todo el orden zoológico, zonas húmedas y secas, luz directa, reflejada en el verde del follaje, refractada por las gotas de la lluvia o la humedad matinal, cantidad de olores, rugosidades, músicas.

Con la música hago un aparte.

A los cuentos de Sonia, antes que nada, los escuché. Los escuché leídos por alguien, quiero decir, en voz alta. El ritmo era raro, como ondulante o deshilachado. Música aleatoria en hilachas que en conjunto armaban como un plano ondulado. Así que para mí estos cuentos fueron, antes que nada, una sonoridad. Por eso me interesa el sonido de los cuentos de Sonia. No el ritmo, o la melodía, o la entonación, que serían las partes de ese sonido y que quedan para los expertos, sino todo el sonido, completo, dando una idea de algo, como por ejemplo la composición de una histeria. Lean la quíntuple negación de la segunda oración de “Fuera de temporada” y van a saber de qué hablo. Quíntuple negación, qué abuso, que falta de “menos es más”. Pero no, es sonido, y el sonido significa mucho, y es interesante, porque en todo el libro las referencias a la música, lo que podría entenderse por “banda sonora del libro”, son pocas, y yo creo que eso es porque los relatos suenan por sí mismos.

Volviendo al árbol, el libro también es el árbol de las genealogías, que no son siempre las de una o dos chicas que vienen del interior a estudiar en la capital, como en “Roomates”, o que están de viaje por el gran país, como en “Fuera de temporada”, dos de los cuentos del libro. Hay genealogías rotas por el destino, como en “Seis menos dos”, y por la voluntad, como en “La verdad del Lena”. Y cruces que dan cuenta de las capas o niveles posibles del gran árbol. En “Seis menos dos”, por ejemplo, a la vez que espera la noticia de la muerte de sus padres, la niña que quedará huérfana ve cómo sus hermanos ayudan, sin mucho éxito, a parir a una vaca. En “La verdad del Lena” la oportunidad de comenzar una vida nueva en la Patagonia es dada por el hundimiento de un submarino. Y una imagen, hacia el final de “Roomates”, nos sugiere que no hace falta vivir en ningún árbol para sentir la inestabilidad de cualquier superficie: “En el suelo, las cucarachas y sus patitas peludas, inquieto círculo agitado que arrastra telarañas, hilos débiles que se enredan debajo de mí.”

Con los árboles se podría seguir. A mí, por ejemplo, me sirvieron para entender esos puntos que Sonia pone en la mitad de la oración, después de un “de” o después de un “que”. Ramas rotas, pienso yo, desvíos. En todos los árboles hay de eso, y eso habla también de capas de tiempo, recuerdos marcados. Igual que en los cuentos, donde una misma frase puede contener lo actual, el recuerdo y algún recuerdo dentro de ese recuerdo, como en capas. Y cuando las frases son así es porque en algún lugar hay o hubo viento, inclemencia climática, vida real, en definitiva.

Cuando a Sonia le regalé la planta fue para su cumpleaños. Un regalo delicado, precioso, para una chica. Cuando le regalé el árbol no, era para una estratagema de ella con su vecina, que le impedía el uso de la terraza y entonces a Sonia se le ocurrió lo de meter la excusa de necesito la terraza para mi árbol, que no tenía y que entonces le dí.

Así que las cosas, ahora, con relación al libro de cuentos para mí serían así: primero viene la planta, pequeña, débil, tallo y pocas hojas que hay que cuidar muy bien porque enseguida pueden morir. Eso es la niñez evocada, la nostalgia de la niñez; y luego, el árbol, el impulso barroco de la vida en la ciudad. Ese es el tránsito. Y la vida en los árboles, que son también la intemperie, la sofocación de lo múltiple, de las dispersiones acumulativas, o más que acumulativas, superpuestas, entrelazadas, y en el centro la melancolía, o el deseo del abandono de todo, mito de eterno retorno en cada círculo de cada tronco, cada año, cada mes, cada semana, y en la idea de semana, el domingo, que es el inicio y el final, según el lente, pero en todo caso el descanso, el sueño. ¿Con qué sueñan los personajes de este libro? Aparentan, se cargan de cosas. “no sólo hay que ser buena, también hay que parecerlo” dice la narradora de “Las cosas que brillan a mi alrededor” repitiendo a su padre. Pero qué sueñan, eh, qué. No se sabe. O no sueñan. Porque los domingos, lo dice el título, son para dormir.

bicis, volados, perros, caballos

Viajo en un combi semidormida, promiscuidad en la respiración, viendo los restos gloriosos de una época que no hay, shoppings selectos al borde de la ruta, verdulerías secas hasta un campito de soja: hay que bajarse acá.
Mi amiga me regala un vestido hermoso, Laura Ingals con Saraha Kay.
En bicicletas duras y viejas entre árboles, perros, piedras enormes, cruzamos la ruta y llegamos al ciber.
No me molestan los bichos. Nunca me preocuparon demasiado. El centro de la adaptación, lo antinatural se enrieda en los rayos de la bici y los volados de vestidos de manera diferente para cada quién.
A ella le molestan los bichos y los perros; pero en ese sentido hay verdad: en la quinta hay un caniche toy.
Y yo la salvajita, al final, termino maldicioendo por no haber traido la compu y ni me olvido todavía las cuentas sin pagar. Sin embargo: leo. Placer.
Postales del verano adolescente, risas o verguenza: Sobre el pasto, una chica lee el horoscopo chino en voz alta. Soy caballo. Salvajita (y un montón de cosas más).
Una prosa insoportable habla del año anterior y dice Tsunami. - grandes cambios- el que viene, dice, será mejor.
Ahora mi amiga en la compu de al lado lee los mails que su novio le manda desde un lejano país. Cada tanto lee una frase en voz alta.
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Yo recibo un mail de otra amiga:
subject:soñé anoche

que vos y pato estaban enamorados. El te idolatraba y vos usabas pantalones de jean ajustados. acabo de despertar.
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No se quien es pato. Siempre me gustaron los relatos de los sueños y soñar y contar.

enero en buenos aires II


"¡En estío tenemos las vacaciones, el polvo y el calor, el calor, el polvo y las vacaciones! Nos es penoso permanecer en la ciudad. Todos nuestros amigos han marchado ... Así es que, para distraerme, durante este tiempo me he puesto a leer los manuscritos apilados en la sala de redacción. Pero no me he resignado a esta lectura más que en un segundo lugar; al principio he pasado el tiempo gimiendo, pensando en la necesidad que tenía de aire puro, de libertad temporal, en mi disgusto al encontrar las calles hostiles, llenas de no sé qué arena semejante a la tierra arcillosa pulverizada. ¡Y por eso la he tomado con las calles! ¿No es un alivio, cuando uno está de mal humor, encontrar alguien o algo culpable?"

"El cuentista está subvalorado"

Entrevista a Naty Menstrual publicada en Cultura de Perfil.

Naty Menstrual hace tiempo que publica sus notas periodísticas y literarias en diversos medios gráficos y en la web. Recientemente sus relatos, con la supervisión de María Moreno, fueron reunidos y publicados por la editorial Eterna Cadencia en Continuadísimo. La escritora habla, en esta entrevista, de los personajes que la inspiraron en la infancia, de la escritura como un impulso vital y afirma que hay autores que no consideran que se pueda ser escritor sin antes haber escrito una novela.

Sonia Budassi
"María Moreno, Lila Ferreira, Ariel Schettini, Daniel Mordzinski... Me estoy codeando sin querer con gente grosa, que yo no tenía ni idea de que era grosa, que me lee y lo disfruta; para ellos soy Naty; con mis vecinos también es así. No soy la travesti que escribe. El que se quiere quedar con eso problema de él", dice Naty Menstrual, autora del libro de relatos Continuadísimo, y agrega "Igual no tiene por qué gustarle a todo el mundo mi estilo literario. A mi familia, por ejemplo, no le gusta". La aparición del libro, por más que su autora quiera alejar algún prejucio en potencia, no parece haber sorprendido a nadie: la escritora hace rato que tiene presencia en el campo cultural. A sus performances en el bar La Cubana, se sumó, hace unos años, la aparición de sus textos en la revista digital El interpretador, en el Suplemento Las 12 y luego en Soy de Página 12, y en El Teje, publicación del Centro Cultural Ricardo Rojas. También tiene blog, aunque ella desestima un poco el poder de esa plataforma. "Yo no escribía para el blog, escribía los cuentos y punto. Al blog lo descubrí como archivador. No fue mi búsqueda tenerlo para que se conozca mi producción". Para ella la publicación, en el formato que sea, es sólo el efecto secundario de otro imperativo. "Siempre escribí, esa es mi sensación. De chica, como una necesidad de escribir lo que no podía decir", cuenta y reformula esas declaraciones de Ciorán en las que el filósofo admitía que le interesaba el estado de ánimo de quien escribía, la necesidad de liberarse de algo, lo que está escrito con verdadera pasión. Los personajes de Continuadísimo transitan entre la ansiedad sexual, sentimientos desbocados, angustias y estados de euforia por momentos hiperbólicos, por otros, fantásticos. De allí nace, más que de los posibles guiños autobiográficos, un efecto de lectura análogo. Imposible imaginar un lector indiferente ante esas historias que van de lo cómico a lo patético y lo trágico. Los relatos de Menstrual revisitan aquellos códigos que supo reflejar Pedro Lemebel: la "loca" que toma prestado el glamour de un divismo importado que convive con miserias cotidianas, tercermundistas; la marginación, la pobreza y, desde luego, la humillación que choca con el orgullo reivindicativo de lo distinto. Con un lenguaje quizá menos barroco que el del chileno, pero con el mismo impudor que hace de la descripción del escenario amoroso la clave para concebir una lujuria nunca gratuita y una piedad no siempre ingenua, se perciben influencias prematuras que aportan las líneas en las que su ficción cobra densidad: "Me quedaba al lado de mi abuela fascinada por las películas de Zully Moreno, las escaleras, los peinados banana, las carteras chiquitas. Era una naturaleza maricona mía". Su literatura incluye a una Sissy Lobato porteña y una Sabrina Duncan que "tenía un apellido a la hora de la guerra" en honor a "la más buena de los Ángeles de Charlie. Desabrida como si fuera una devota evangelista". "Está bien que estemos colonizados, pero de ahí a querer transformarte en Barbie Cristal y querer a un Ken como novio es otra cosa. Mis personajes son bien de acá" dice. Se resiste –todavía- a reconocer que ha leído ciertas obras. Luego de repreguntar, e indagar por sus lecturas adolescentes, asume, por fin, su admiración por los personajes "universales" de Roberto Arlt, y su lectura de Lemebel. Pero un momento antes, cuando casi todas las referencias literarias eran negadas, se le preguntó si leía, de chica, a Corín Tellado. "Sí, porque mi abuela tenía miles. Me pasaba horas leyendo. Se perfectamente desde hace mucho tiempo quién es Corin Tellado o Daniel Steel. Pero Corín Tellado me llamaba la atención porque básicamente -ahora lo entiendo- creo que disfrutaba sentirme ella. En su obra había un ‘ella’ y un ‘él’. Y más allá de la valoración literaria, disfrutaba ese libro como si fuera mi vida. Si él era rico, ella era pobre y visceversa, si los padres de ella estaban a favor de la pareja, los de él se oponían. Seguro, en un momento, el padre de ella lo odiaba a él porque había sido en su juventud amante de la madre y nadie lo sabía. Estratégicamente la trama era maravillosa aunque era una fórmula repetida. También la descripción de los vestuarios, "su traje de verano hasta la rodilla de color rosa pálido..."
-Tus cuentos, por el lunfardo, por esos abandonos traumáticos, tienen mucho de tangueros. Incluso expresiones como "a troche y moche, a rajatabla"
-Uno de los instrumentos que me parece el ideal para recitar es el bandoneón. Hay mucho de tango, sí. Mi escritura no fue un proyecto pensado y al releerlo pienso qué dolida debo haber estado para escribir esas cosas.
Naty se despide con una sentencia: "El cuentista está subvalorado. Es como el no –novelista. Esas diferencias que hace la gente tiene implícito eso de "yo soy escritor, vos no." A mí no me interesan los géneros, me interesa que tu novela o tu cuentito o tu columna me interese. Podés ser un novelista malo, y un buen cuentista y a la inversa. No es que la novela te garantice algo. Pero hay gente que dice, ‘el que no escribió una novela en su vida no es escritor’.
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A partir de aquí, partes en bruto de la desgrabación; todo muy desprolijo.
La gente necesita comparar, el otro día un periodista de la capital lo mismo. Es la vida, las cosas se repiten.
Es como que la mayoría de las comparaciones con putos, sí. Porque el sentir puto es universal. Cuando fui a Costa de sol, fuimos a una disco gay, que seguimos a dos putos para ver dónde quedaba. Entramos y yo pense: Un boliviano tiene su identidad, al argentino por más que reniegue, algo le ves, al chileno, no sé. Pero al puto no. Un puto francés, un chino, un chileno, es universal. Tiene una identidad universal, y adora a Madonna acá y en la China. Vos los ves con su remera que dice Versacce con letras plateadas, haciendo sus mismos chistes de putos acá y en la China. A mi María que para mi es un gurú, me aconsejó sutilmente si no había pensado en escribir una novela. Le dije que no. Pero después me quede pensando. Porque las novelas son premiadas, las novelas son mejor publicadas...bien. Y la funcion terapeutica, le dije, ¿novela?¿sobre qué? Para mí novela es Corín Tellado, García Marquez, principio, nudo y descenlace, interrelación de conflictos con distintos personajes. A mí no me viene eso en la cabeza, me viene un cuento. Leo libros de cuentos. Porque aparte el cuentista está subvalorado. Es como el no –novelista. Qué es muy dificil leer una novela en público...para mi una novela es un cuento alargado. Esas diferencias pelotudas que hace la gente incluye eso de "yo soy escritor, vos no." A mi no me interesan los géneros, me interesa que tu novela, o tu cuentito o tu columna me interese. Podés ser un novelista malo, y un buen cuentista y a la inversa. No es que la novela es la novela, que te garantiza algo. Pero hay gente que dice, el que no escribió una novela en su vida no es escritor.
Pero cuando eras chica, ¿no leías Corin tellado?
Sí, porque mi abuela tenía miles. Me pasaba horas, cuando estaba de viaje a mar del plata leía todo el tiempo, leí cientos. Se perfectamente desde hace mucho tiempo quién es Corin Tellado, quién es Sidney Sheldom, o Daniel Steel.

Ahora de grande me estoy dando cuenta de donde vienen tantas cosas. Mis abuelos tuvieron mucho que ver. Los abuelos seguramente fueron padres no muy amables con sus hijos, pero sí lo fueron con sus nietos. Entonces, tuve abuelos geniales. Mi mamá trabajo toda la vida y pase mucho tiempo con ellos. Era una casa chica, normal pero teniamos acceso a una escalera que daba a un patio, con amapola, con un árbol de laurel que usábamos para la comida, un cedron y plantas raras. Mi abuelo y mi abuela hacía las pastas caseras
Me ponían a upa y me contaban cuentos. Los juegos, todo eso tuvo que ver con la cuestión creativa. Y Sobre la novela que decia Maria, le dije, ¿si yo escribo una novela que sea la vida de un puto, sería una novela? Me dijo que sí. Si escribo una novela de cómo crece un puto solo con su secreto y sufre y después se hace puto y se rebela y después tardíamente se hace travesti? Me dijo María Moreno que la escriba. Sería un trabajo interno real, para hacer una ficción. Esa es una idea que me parecía intersante. El primer capítulo se titularía "La pobre soledad del niño puto". Quizá el libro se llame así también. Porque el niño puto vive en una soledad tan terrible que nadie es capaz de entender, porque vos sentís que no merecés vivir, porque sos algo que nadie quiere que seas, entonces no le decís nada a nadie. A menos que sea tan obvio que lo único que te quede en la vida sea chocarte como una bestia contra todo porque están todo el día midiendolo. La típica mariquita del barrio.
Yo me encontré con mi vida. La gente quiere que lo que ponés en los cuentos sean tu vida, hy un morbo. Y no es así. Aunque algunos berretines de los personajes son míos, pero no es autobiográfico.

Cuando era chica me encerraba en el galpón del fondo de mi casa bajo llave. Mirá hasta qué punto sabía siendo tan chica que habia cosas que no podía mostrar. Había una mesa, de esas con fórmica, abajo había guardadas unas revistas viejas tipo Anteojito, yo las cortaba, y los personajes cobraban vida y armaba historias, novelas, los hacía hablar, y yo me ponía de novia, y me besaban los hombres. Cuando salía del colegio dialogaba como él y como yo, en una relacion amorosa que no se iba a dar. Es horrible eso. El puto tiene una infancia en general muy solo, con miedo de ser descubierto, de algo pecaminoso y castigado. Y los que me tratan bien, me sirve. Lo demás me chupa la pija.
La primera vez que me puse tacos en la discoteca sentí una electricidad desde los pies a la cabeza. Esto es lo que soy. Yo fui de tapado a puto careta, a puto bardo, a travesti.
"Publicar un libro está bueno pero no me cambia la vida, tengo que ir a la feria de todas maneras.
La literatura, como cualquier rama del arte sirve para modificar la realidad; para educar o hacerle creer a alguien lo que vos querés que crean. El genio publicitario del nazismo pudo haber usado ese talento para otra cosa. Sirve para manipular. También existe León Gieco y Palito Ortega, obvio; Marta Linch y Bukowski.

Mujeres de Dios en La Voz del Interior


año nuevo, lobo amigo

Un perro lobo asustado que viene a refugiarse a tu casa, se esconde debajo de todo y al rato se deja acariciar, te sigue si lo llamás perri perri cuando lo hacés de protectora de animales sin sociedad cuac para salvarlo del animal residente que es un perro grandote que se llama jercoff y es de pelo corti y parece muy civilizado y no peludo como el intruso pero es un "desorejado"; te sigue el lobo desde abajo de la mesa hasta atrás del mueble del televisor al patio lleno de viento frío o sea que viene y se hace amigo tuyo para que lo acompañes por la vereda hasta que encontremos de nuevo su hogar. En la esquina se da vuelta y viene a despedirse, agachada de cabeza y pata: es buena señal.