bicis, volados, perros, caballos

Viajo en un combi semidormida, promiscuidad en la respiración, viendo los restos gloriosos de una época que no hay, shoppings selectos al borde de la ruta, verdulerías secas hasta un campito de soja: hay que bajarse acá.
Mi amiga me regala un vestido hermoso, Laura Ingals con Saraha Kay.
En bicicletas duras y viejas entre árboles, perros, piedras enormes, cruzamos la ruta y llegamos al ciber.
No me molestan los bichos. Nunca me preocuparon demasiado. El centro de la adaptación, lo antinatural se enrieda en los rayos de la bici y los volados de vestidos de manera diferente para cada quién.
A ella le molestan los bichos y los perros; pero en ese sentido hay verdad: en la quinta hay un caniche toy.
Y yo la salvajita, al final, termino maldicioendo por no haber traido la compu y ni me olvido todavía las cuentas sin pagar. Sin embargo: leo. Placer.
Postales del verano adolescente, risas o verguenza: Sobre el pasto, una chica lee el horoscopo chino en voz alta. Soy caballo. Salvajita (y un montón de cosas más).
Una prosa insoportable habla del año anterior y dice Tsunami. - grandes cambios- el que viene, dice, será mejor.
Ahora mi amiga en la compu de al lado lee los mails que su novio le manda desde un lejano país. Cada tanto lee una frase en voz alta.
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Yo recibo un mail de otra amiga:
subject:soñé anoche

que vos y pato estaban enamorados. El te idolatraba y vos usabas pantalones de jean ajustados. acabo de despertar.
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No se quien es pato. Siempre me gustaron los relatos de los sueños y soñar y contar.