"El cuentista está subvalorado"

Entrevista a Naty Menstrual publicada en Cultura de Perfil.

Naty Menstrual hace tiempo que publica sus notas periodísticas y literarias en diversos medios gráficos y en la web. Recientemente sus relatos, con la supervisión de María Moreno, fueron reunidos y publicados por la editorial Eterna Cadencia en Continuadísimo. La escritora habla, en esta entrevista, de los personajes que la inspiraron en la infancia, de la escritura como un impulso vital y afirma que hay autores que no consideran que se pueda ser escritor sin antes haber escrito una novela.

Sonia Budassi
"María Moreno, Lila Ferreira, Ariel Schettini, Daniel Mordzinski... Me estoy codeando sin querer con gente grosa, que yo no tenía ni idea de que era grosa, que me lee y lo disfruta; para ellos soy Naty; con mis vecinos también es así. No soy la travesti que escribe. El que se quiere quedar con eso problema de él", dice Naty Menstrual, autora del libro de relatos Continuadísimo, y agrega "Igual no tiene por qué gustarle a todo el mundo mi estilo literario. A mi familia, por ejemplo, no le gusta". La aparición del libro, por más que su autora quiera alejar algún prejucio en potencia, no parece haber sorprendido a nadie: la escritora hace rato que tiene presencia en el campo cultural. A sus performances en el bar La Cubana, se sumó, hace unos años, la aparición de sus textos en la revista digital El interpretador, en el Suplemento Las 12 y luego en Soy de Página 12, y en El Teje, publicación del Centro Cultural Ricardo Rojas. También tiene blog, aunque ella desestima un poco el poder de esa plataforma. "Yo no escribía para el blog, escribía los cuentos y punto. Al blog lo descubrí como archivador. No fue mi búsqueda tenerlo para que se conozca mi producción". Para ella la publicación, en el formato que sea, es sólo el efecto secundario de otro imperativo. "Siempre escribí, esa es mi sensación. De chica, como una necesidad de escribir lo que no podía decir", cuenta y reformula esas declaraciones de Ciorán en las que el filósofo admitía que le interesaba el estado de ánimo de quien escribía, la necesidad de liberarse de algo, lo que está escrito con verdadera pasión. Los personajes de Continuadísimo transitan entre la ansiedad sexual, sentimientos desbocados, angustias y estados de euforia por momentos hiperbólicos, por otros, fantásticos. De allí nace, más que de los posibles guiños autobiográficos, un efecto de lectura análogo. Imposible imaginar un lector indiferente ante esas historias que van de lo cómico a lo patético y lo trágico. Los relatos de Menstrual revisitan aquellos códigos que supo reflejar Pedro Lemebel: la "loca" que toma prestado el glamour de un divismo importado que convive con miserias cotidianas, tercermundistas; la marginación, la pobreza y, desde luego, la humillación que choca con el orgullo reivindicativo de lo distinto. Con un lenguaje quizá menos barroco que el del chileno, pero con el mismo impudor que hace de la descripción del escenario amoroso la clave para concebir una lujuria nunca gratuita y una piedad no siempre ingenua, se perciben influencias prematuras que aportan las líneas en las que su ficción cobra densidad: "Me quedaba al lado de mi abuela fascinada por las películas de Zully Moreno, las escaleras, los peinados banana, las carteras chiquitas. Era una naturaleza maricona mía". Su literatura incluye a una Sissy Lobato porteña y una Sabrina Duncan que "tenía un apellido a la hora de la guerra" en honor a "la más buena de los Ángeles de Charlie. Desabrida como si fuera una devota evangelista". "Está bien que estemos colonizados, pero de ahí a querer transformarte en Barbie Cristal y querer a un Ken como novio es otra cosa. Mis personajes son bien de acá" dice. Se resiste –todavía- a reconocer que ha leído ciertas obras. Luego de repreguntar, e indagar por sus lecturas adolescentes, asume, por fin, su admiración por los personajes "universales" de Roberto Arlt, y su lectura de Lemebel. Pero un momento antes, cuando casi todas las referencias literarias eran negadas, se le preguntó si leía, de chica, a Corín Tellado. "Sí, porque mi abuela tenía miles. Me pasaba horas leyendo. Se perfectamente desde hace mucho tiempo quién es Corin Tellado o Daniel Steel. Pero Corín Tellado me llamaba la atención porque básicamente -ahora lo entiendo- creo que disfrutaba sentirme ella. En su obra había un ‘ella’ y un ‘él’. Y más allá de la valoración literaria, disfrutaba ese libro como si fuera mi vida. Si él era rico, ella era pobre y visceversa, si los padres de ella estaban a favor de la pareja, los de él se oponían. Seguro, en un momento, el padre de ella lo odiaba a él porque había sido en su juventud amante de la madre y nadie lo sabía. Estratégicamente la trama era maravillosa aunque era una fórmula repetida. También la descripción de los vestuarios, "su traje de verano hasta la rodilla de color rosa pálido..."
-Tus cuentos, por el lunfardo, por esos abandonos traumáticos, tienen mucho de tangueros. Incluso expresiones como "a troche y moche, a rajatabla"
-Uno de los instrumentos que me parece el ideal para recitar es el bandoneón. Hay mucho de tango, sí. Mi escritura no fue un proyecto pensado y al releerlo pienso qué dolida debo haber estado para escribir esas cosas.
Naty se despide con una sentencia: "El cuentista está subvalorado. Es como el no –novelista. Esas diferencias que hace la gente tiene implícito eso de "yo soy escritor, vos no." A mí no me interesan los géneros, me interesa que tu novela o tu cuentito o tu columna me interese. Podés ser un novelista malo, y un buen cuentista y a la inversa. No es que la novela te garantice algo. Pero hay gente que dice, ‘el que no escribió una novela en su vida no es escritor’.
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A partir de aquí, partes en bruto de la desgrabación; todo muy desprolijo.
La gente necesita comparar, el otro día un periodista de la capital lo mismo. Es la vida, las cosas se repiten.
Es como que la mayoría de las comparaciones con putos, sí. Porque el sentir puto es universal. Cuando fui a Costa de sol, fuimos a una disco gay, que seguimos a dos putos para ver dónde quedaba. Entramos y yo pense: Un boliviano tiene su identidad, al argentino por más que reniegue, algo le ves, al chileno, no sé. Pero al puto no. Un puto francés, un chino, un chileno, es universal. Tiene una identidad universal, y adora a Madonna acá y en la China. Vos los ves con su remera que dice Versacce con letras plateadas, haciendo sus mismos chistes de putos acá y en la China. A mi María que para mi es un gurú, me aconsejó sutilmente si no había pensado en escribir una novela. Le dije que no. Pero después me quede pensando. Porque las novelas son premiadas, las novelas son mejor publicadas...bien. Y la funcion terapeutica, le dije, ¿novela?¿sobre qué? Para mí novela es Corín Tellado, García Marquez, principio, nudo y descenlace, interrelación de conflictos con distintos personajes. A mí no me viene eso en la cabeza, me viene un cuento. Leo libros de cuentos. Porque aparte el cuentista está subvalorado. Es como el no –novelista. Qué es muy dificil leer una novela en público...para mi una novela es un cuento alargado. Esas diferencias pelotudas que hace la gente incluye eso de "yo soy escritor, vos no." A mi no me interesan los géneros, me interesa que tu novela, o tu cuentito o tu columna me interese. Podés ser un novelista malo, y un buen cuentista y a la inversa. No es que la novela es la novela, que te garantiza algo. Pero hay gente que dice, el que no escribió una novela en su vida no es escritor.
Pero cuando eras chica, ¿no leías Corin tellado?
Sí, porque mi abuela tenía miles. Me pasaba horas, cuando estaba de viaje a mar del plata leía todo el tiempo, leí cientos. Se perfectamente desde hace mucho tiempo quién es Corin Tellado, quién es Sidney Sheldom, o Daniel Steel.

Ahora de grande me estoy dando cuenta de donde vienen tantas cosas. Mis abuelos tuvieron mucho que ver. Los abuelos seguramente fueron padres no muy amables con sus hijos, pero sí lo fueron con sus nietos. Entonces, tuve abuelos geniales. Mi mamá trabajo toda la vida y pase mucho tiempo con ellos. Era una casa chica, normal pero teniamos acceso a una escalera que daba a un patio, con amapola, con un árbol de laurel que usábamos para la comida, un cedron y plantas raras. Mi abuelo y mi abuela hacía las pastas caseras
Me ponían a upa y me contaban cuentos. Los juegos, todo eso tuvo que ver con la cuestión creativa. Y Sobre la novela que decia Maria, le dije, ¿si yo escribo una novela que sea la vida de un puto, sería una novela? Me dijo que sí. Si escribo una novela de cómo crece un puto solo con su secreto y sufre y después se hace puto y se rebela y después tardíamente se hace travesti? Me dijo María Moreno que la escriba. Sería un trabajo interno real, para hacer una ficción. Esa es una idea que me parecía intersante. El primer capítulo se titularía "La pobre soledad del niño puto". Quizá el libro se llame así también. Porque el niño puto vive en una soledad tan terrible que nadie es capaz de entender, porque vos sentís que no merecés vivir, porque sos algo que nadie quiere que seas, entonces no le decís nada a nadie. A menos que sea tan obvio que lo único que te quede en la vida sea chocarte como una bestia contra todo porque están todo el día midiendolo. La típica mariquita del barrio.
Yo me encontré con mi vida. La gente quiere que lo que ponés en los cuentos sean tu vida, hy un morbo. Y no es así. Aunque algunos berretines de los personajes son míos, pero no es autobiográfico.

Cuando era chica me encerraba en el galpón del fondo de mi casa bajo llave. Mirá hasta qué punto sabía siendo tan chica que habia cosas que no podía mostrar. Había una mesa, de esas con fórmica, abajo había guardadas unas revistas viejas tipo Anteojito, yo las cortaba, y los personajes cobraban vida y armaba historias, novelas, los hacía hablar, y yo me ponía de novia, y me besaban los hombres. Cuando salía del colegio dialogaba como él y como yo, en una relacion amorosa que no se iba a dar. Es horrible eso. El puto tiene una infancia en general muy solo, con miedo de ser descubierto, de algo pecaminoso y castigado. Y los que me tratan bien, me sirve. Lo demás me chupa la pija.
La primera vez que me puse tacos en la discoteca sentí una electricidad desde los pies a la cabeza. Esto es lo que soy. Yo fui de tapado a puto careta, a puto bardo, a travesti.
"Publicar un libro está bueno pero no me cambia la vida, tengo que ir a la feria de todas maneras.
La literatura, como cualquier rama del arte sirve para modificar la realidad; para educar o hacerle creer a alguien lo que vos querés que crean. El genio publicitario del nazismo pudo haber usado ese talento para otra cosa. Sirve para manipular. También existe León Gieco y Palito Ortega, obvio; Marta Linch y Bukowski.

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