Entrevista a Hebe Uhart



"Al escritor le conviene tener trato con todo tipo de gente"

El domingo salió la entrevista, creo que bastante más corta que esta. La etiqueto como chica de tapa porque estaría bueno leer una entrevista larguísima además de sus relatos bonitos.

Hay una parte de la charla que no llegué a desgrabar en que me habló de monos. Y dijo cosas muy interensantes.

-El viaje suele relacionarse con la épica, pero en casi todos los cuentos de "Turistas" no hay grandes peripecias; una probable excepeción es la historia de la paraguaya, Bernardina en la que se juega en un punto la supervivencia...
-Sí, porque el inmigrante viene de una situación más vulnerable, si emigra es por necesidad, al venir a otro país por ese motivo, todo resulta más difícil. No es un paseo.
-En el tratamiento de esas historias de inmigrantes, hay una mirada muy diferente, un discurso a contramano del de los medios, que en general estigmatizan...
-Hay que tener poco conocimiento de la cultura paraguaya y un margen de racismo para estigmatizar y decir que los paraguayos son únicamente productores de delitos, que es lo que muestran los medios, cuando son más las personas que son honestas y trabajadoras. Desde el periodismo se los trata de estigmatizar pero eso no es más que racismo. En lo personal, además, tengo afinidad con los paraguayos, me gusta el guaraní.
-En Bernardina hay giros en ese idioma...
-Sí, pero igual sé muy poco...pero se está enseñando en la facultad la lengua quechua, la mapuche y la guaraní. Algo que me parece muy bien porque solo había institutos de altos estudios como la Dante, o de inglés o francés y no había de lenguas indígenas a pesar de que hay tanta gente indígena acá. No me gusta decir "pueblos originarios", me parece un neologismo, un eufemismo. La palabra indígena me gusta más. O específicamente, quechuas, guaraníes, y así.
-En el libro se juega constantemente con la supuesta diferencia entre el turista y el viajero, pero al mismo tiempo se impugna la categoría...
-En realidad no hay distinción entre turistas y viajeros, al contrario, en el libro se quiere romper esa cosa que está en los programas de viajes de televisión que a veces veo, eso que supone que una cosa es el turista, al que lo llevan de la nariz, y otra cosa es el viajero, que vendría a ser una clase superior de observador, de investigador. Pero da la casualidad de que todos los viajeros, por más investigadores que sean, van a parar a la peatonal. Yo había consultado un libro en italiano, en el que está Sartre y Benjamin, y todos terminan hablando de la calle Toledo. O sea que toda esa cosa está hecha para la difusión; la idea de que "usted debe ser un viajero, un aventurero", pero son distinciones del periodismo televisivo. Es cierto que hay personas más aventureras que otras; yo, por ejemplo, a la India no iría como viajera suelta, me perdería en la multitud; iría para ser turista como todo el mundo.
-Los viajes de Turistas siempre implican partir con una serie de fantasías o prejuicios, y funcionan como relatos de iniciación. ¿desde donde parte usted antes de encarar un proyecto literario?
-No tengo fantasías. Algunos de esos cuentos surgen de un largo proceso de investigación. En el caso de Stephan en Buenos Aires y de la inmigrante paraguaya para tomarles el lenguaje. Me puse a leer a Roa Bastos primero, después compré diarios de Asunción del Paraguay, y traje a dos señoras paraguayas a trabajar conmigo. Una no me sirvió para eso porque estaba muy urbanizada. Pero fui viendo un poco como se componía el lenguaje. El castellano, incluso el de los diarios, tiene una impronta guaraní. No dicen la ladrona, dicen la roba-coches, sustantivos compuestos.
-Hay dos cuentos que pueden leerse como los extremos de una carrera literaria, que suponen mundos cercanos al suyo, como el de Revista literaria y Congreso, de su libro anterior, Del cielo a casa...
El segundo parte de mi experiencia en un viaje a un congreso de escritores. El otro no tanto. Nunca pertenecí a ningún grupo literario. El cuento Revista literaria me surgió de ver a esos chicos jovencitos, y verdes, de los suburbios, que escriben y siempre hay uno que lleva todo adelante y dice "yo tengo que hacer todo solo". Me pareció divertido pero nunca pertenecí a ninguna revista literaria ni a ningún grupo. Tengo un alumno que me decía que de más chico hizo una revista literaria y me contó cómo hacían, y que se hacía, como el personaje del cuento, una autoentrevista, se imaginaba lo que le iban a preguntar. Eso lo robé de él. Y despues esa idea de cuando uno tiene veinte años, de irse a una beca, a otro lado o a otro planeta, que se yo (se ríe). Yo no me hacía reportajes pero pensaba que daba charlas en francés, esas cosas juveniles.
-En los dos relatos ironiza sobre ciertas pretensiones de los escritores. ¿Qué cosas le molestan del medio literario?
-Me molesta algo propio de todos los medios, que es el internismo; esa tendencia a cohesionarse y considerarse un grupo aparte de todos los demás. Me molesta el cholulismo de llamar a un escritor por su nombre, como a Mujica Lainez decirle "Manucho". Escucháme, ¡Manucho le puede decir la familia pero no una persona que no tiene nada que ver! (se ríe). Después usar palabras como "creador". Es raro, ¿no? Decir de un escritor artesano sí...pero "¡creador!"... También me molestan los cuentos en los que ponen el nombre de otros escritores, como si fuera un guiño a unos pocos, cuando se piensa "estos cuatro o cinco me van a entender". Me molesta todo lo que sea internismo y todo lo que tiende a llegar a pocos. Pero tengo las relaciones normales que se puede tener con cualquier medio. Igual, al escritor le conviene tener trato con todo tipo de gente, de todos los sectores, porque si no no aprenden, porque todos los escritores han sido formados como vos. Pueden haber leído otra bibliografia pero más o menos son parecidos.

puro arrepentimiento

un amigo había escrito hace unos años un cuento llamado "puro arrepentimiento".
Cito.
La gente de la revista PMDQ (by Nicolás Hotchman, otro del interior, y sus amigos) me había invitado a participar de una suerte de cuestionario fijo y empecé a responder, me colgué y no lo mandé, cosa que no está mal porque ya está más que bien lo que publicaron, pero despues me mandan otro los del interpretador sobre un problema que me interesa pero contesto al tun tun mientras, justamente, trabajo y no, no hay que hacer las cosas así al tun tun, el resultado es pobre la mayoría de las veces, más en estas cosas, y bueno, la verdad no es tan importante tampoco, pero toda neurosis incluye la culpa cristiana y el arrepentirse y más cuando. Ya está.

Hoy hay los mudos y arrepentida de antemano porque no vamos a poder ir y encima lee Gómez, y sabemos no por adivinar si no porque conocemos el asunto porque asistimos contentos y tristes varias veces, que va a estar requetebien porque el ciclo se la banca. Encima Funes, militante editorial cruza de mohicano escritor y fundador de un colectivo de libros funesianos lo que bien podría ser un oxímoron, lleva nuestros libros Tamariscos para vender a precio promocional. Igual espero que mis compañeros vayan.

Mañana jueves, sí o sí, eso ya está decidido en la dinámica democrática interna lumpencita libresca, a las 19 hs vamos Félix Bruzzone y yo a la feria-entrevista de editoriales independientes en el corazón de la manzana de la Filosofía y de las Letras así con mayúsculas de Puan.



Veremos qué onda. Mientras, Leo Oyola presenta Hacé que la noche venga.
Qué pena no esiste la bilocación corporal. Pf.

potencia de islas vacias y maquinas apagadas


La redacción vacía o casi, todos se fueron levantando, pequeños grupos frente al ascensor, sacos y camperas traidos de percheros, el sonido baja y las luces tubo no, cuando te quedabas en penitencia después de hora en la escuela era un poco así pero más solo, parecía de noche y vos terminando el deber, no se puede calcular ese tiempo entre los bancos vacíos, las leyendas astutas en la mesa no conspiran a favor, acá es de noche de veras y el esqueleto periodistico de noche no tiene moral, la potencia de islas vacías y máquinas apagadas, todo lo que podría ser, te despedís de la gente de seguridad, el subte anda lento y va lleno sin ánimos ni lugar para que alguien se atreva a leer, bajás del subte, pensás que llegaste a un cierre más y cuando vas a cruzar dobla un auto, hacés amague torpe de volver y de cruzar, el tipo pasa o sea que no te deja pasar pero al mismo tiempo hace un gesto hiperbólico pidiendote disculpas, y ahí se interrumpe la paz cuando decís si de verdad el libro ese era tan así, el recuerdo de la última frase escrita y si no pensaste y escribiste todo lo que leíste y escribiste hoy como una volcánica exageración de la rutina.

un problema

el trabajo en la nueva edición del interpretador

(hay texto de uno de nuestros autores estrella de Tamarisco, Bruzzone; inevitable el propagandismo)

"Por momentos parece que todo es trabajo. El trabajo aliena pero también nos dignifica. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo trabajando. ¿Cómo trabajar? ¿De qué trabajar? ¿Por qué trabajar? Ese tiempo entregado nos suspende, quita el sentido a la tarea, desacomoda los engranajes del eje. Cuando el oficio se orienta hacia otro fin, separado de su ulterior producto, ocultándose en la forma en la que finalmente devendría, vamos perdiéndonos en la reproducción, en lo pedido, en aquello que se nos sustrae y no nos pertenece. Y así todo, hay trabajos y trabajos… Cuerpo y mente van cosidos, no hay modo de despegarlos, pero acumulamos suficiente cultura occidental como para despedirnos de esa unión y balancearnos en un vaivén que nos distrae: hacia arriba y hacia abajo. Jerarquizando vuelo aéreo contra fuerza terrena. Como si las manos no tocaran la máquina, como si el cerebro no moviera las piernas. " (...)

ese "best seller de calidad" anagrama

Escribí esta columnita sobre, diría la volanta de ocasión "Paul Auster y el cine" para la nota de Hernán Arias (no lo querían tanto a Auster) que salió el domingo en la tapa del Suplemento de Cultura de Perfil.
Escribir no te habilita a patear penales

En algunos casos, la doble ocupación de escritor y guionista demostraría cierta versatilidad, si se sigue el lugar común, la idea-fuerza simplificadora, de que la literatura se hace con palabras y el cine con imágenes. Desde el punto de vista de la producción, Jean Claude Carriere era realista en su ironía. El francés solía decir que –a diferencia de una novela– una vez que comienza un rodaje, el destino de un guión es siempre el tacho de basura.
Paul Auster escribió el guión de Smoke (Cigarros) –dirigida por Wayne Wang– y Blue in the face (Humos del vecino), codirigida entre él y Wang. Ambas se convirtieron pronto en objetos de culto. Pero a mitad de los 90 el autor redobló la apuesta: no sólo escribió el guión, sino que también dirigió -él solo- Lulu on the bridge, que en la Argentina se editó directamente en VHS con el poco seductor título de Heridas de amor. La historia gira en torno a un excéntrico doctor neoyorquino, a una chica linda y una piedra de mágicos atributos. El libro ofrece fotos de los protagonistas, Izzy –Harvey Keitel– y Celia Burns –Mira Sorvino– en el rodaje y un apéndice con entrevistas. En una, Auster afirma: "en el fondo, se trata de una misma cosa: de narrar una historia. Traté de emplear todas las herramientas de las que disponía para hacer lo mejor que pudiera: actores, cámara, luces, decorados (...). Hubo momentos en que pensé: la cámara es la tinta, los focos, signos de puntuación".
La analogía es poco feliz y esa confusión puede verse en el film; una película tediosa que por momentos recuerda, por sus recursos, historia y ciertos parlamentos, al cine de Eliseo Subiela. En un momento, la pareja protagónica (mientras Sorvino se desviste) tiene una conversación que incluye la pregunta: "¿Quién demonios eres?", y la respuesta: "Soy yo. Eso es lo que soy". Y luego: "¿Tienes alma?". La película no carece de pretensión intelectual y pseudometafísica; hay autorreferencialidad y reflexiones sobre el lenguaje del cine y la creación. El Auster director afirma que es una película "complicada"; admite que hay tantos hilos que recorren la historia que "para cuando llegas al final, están tan enmarañados unos con otros (...). Pero lo más importante es que se trata de una historia muy emotiva, una historia de sentimientos profundos y poderosos". Auster hace referencia a una "estructura onírica de los hechos" que mueve la narración; narración que deja ver a un escritor de novelas demasiado ambicioso, quizá también demasiado desesperado por triunfar, además, en la industria del cine.
Leyendo en el subte Made in China, de Federico Falco*, la percepción entusiasmada de que es un libro a contramano de la época. El subte frena de golpe un instante y sigue. Voy parada pero no me caigo; solo ahí veo, enfrente, sentado, un chico desgreñado que lee El discurso del método, en edición de bolsillo. No alcanzo a llegar a ninguna conclusión.
*Ediciones recovecos.

La mirada del ciervo

Autor: Fernando Monacelli. Mondadori, $36

una versión de esta reseña se publicó en el Suplemento de Cultura de Perfil. cada vez que posteo una reseña me dan ganas de escribirla toda toda de nuevo. ponele que esta parece un poco "lavada" en algunas partes, no sé. mientras tanto sumo archivo para vivir de los que viven de la furia domesticada del arrepentimiento.


Como en la obra de Gustavo Ferreyra, los personajes de La mirada del ciervo, de Fernando Monacelli (1966), se mueven en terreno inestable, en ámbitos opresivos, luchando por alcanzar cierto dominio, o al menos una comprensión, que se resiste y se vuelve brumosa, sofocante. La sólida contrucción de climas agobiantes son generados, al mismo tiempo, por la subjetividad del narrador y protagonista, y por acontecimientos que se muestran en su oscuro avance. Lejos de los contextos urbanos con los que trabaja Ferreyra y la mayoría de sus contemporáneos, Monacelli establece una realidad de bordes fantasmales, en un pueblo del sur de Buenos Aires, entre los montes de la pampa con pumas y jabalíes al acecho o, a la inversa, que se convierten – como ciertos personajes- en presas de caza. En las salidas al monte con Ibarbia, se contruye una amistad basada en la confianza de los secretos compartidos que termina dando forma a una intriga plena de suspenso, por momentos policial y por otros, de corte psicológico, casi existencial. El conflicto interior se desata ante la muerte del padre y esa herida no parece tener una cura definitiva para el protagonista, cuyo estigma de algun modo continúa en su propio hijo y también en Sofía, su mujer, uno de los personajes más interesantes. "Si, a pesar de todo, ella logró darse una vida feliz fue por su manera de encarar el mundo, ¿cómo discutirle que pensar mucho en algo hace que ocurra?". Historia sobre la paternidad, el matrimonio, el pasado como un peso que lleva al autoboicot, La mirada... es una narración de indagación múltiple que incluye, como uno de sus ejes transversales, la aceptación o no de la rutina permanente, tan verosímil como misteriosa, del pueblo. La lógica de los habitantes se revela, en un momento, como un acuerdo tácito para mantener una "duda inofensiva" con respecto a los rumores sobre cada vecino. "Un pacto por el cual cada uno se comprometía a comentar las cosas más horribles del otro por detrás, pero siempre en el plano del cuento de pueblo, a cambio de que el resto hiciera lo mismo". El mayor logro del autor es la indagación a fondo en cada vértice, en cada posibilidad, en cada clima, y también en cada rincón de sus personajes, creando un mundo en el que el lector queda tan atrapado como sus protagonistas. La paranoia, la obsesión y el miedo tienen un trasfondo tan social y político como personal; la percepción se ajusta a una bruma cada vez más densa que acerca y aleja lo real, un universo nuevo y pregnante, alucinado. Interesante opera prima, la Mirada... genera, cuanto menos expectativa, con respecto a la próxima obra del autor.

sobre la tiranía como una forma del complejo de inferioridad




"Me mandan un mail preguntándome en qué veo que Fontevecchia sufra un complejo de inferioridad. La respuesta larga está llena de ejemplos divertidos y siniestros al mismo tiempo. La respuesta breve sigue este razonamiento. Fontevecchia no dialoga con ninguno de sus empleados. A veces, crea la ficción del diálogo para manipularlos, para dejarlos tranquilos o porque está de buen humor. En su empresa, desde el gerente hasta el último diseñador tendría, hipotéticamente, que responder a sus órdenes y respetar todas sus decisiones. Lejos de ser el intelectual y comunicador que él mismo dice ser, Fontevecchia se recluye y se impone, no discute, ni da explicaciones y ni entra en diálogo con nadie. Un tipo seguro de sí mismo no tendría ningún problema en intercambiar puntos de vista, aceptar críticas y eventualmente perder una discusión. Pero el liderazgo de Fontevecchia no funciona así. Por eso en Perfil se paga muy bien la obsecuencia. En el dominical del que fui parte los puestos jerárquicos estaban ocupados, generalmente, por tipos que sabían decir que sí antes que por profesionales responsables y eficientes. En algunos casos, con mucha sorpresa para mí, las dos cualidades se daban en una sola persona. Este esquema se repetía en las otras áreas de la empresa. Los que trabajaron ahí lo saben. Los que todavía trabajan, también".


si gustan difundir...

Más de trescientas firmas avalan nuestro reclamo*


(Las negritas son mías)

La Asamblea de Trabajadores de Perfil repudia enérgicamente los aprietes de que fueron objeto varios compañeros de la editorial por firmar o estar dispuestos a firmar el petitorio de reclamo de aumento salarial ante el deterioro de nuestros ingresos, que ya de por sí eran magros. Asimismo, denunciamos las amenazas de despido por parte de la dirección de la empresa hacia compañeros editores dispuestos a acompañar el reclamo, que en una clara actitud antisindical y antidemocrática, violan todos los derechos civiles y laborales de los trabajadores.
La asamblea realizada ayer resolvió hacer pública esta denuncia sobre el clima de persecución gremial que se vive en Perfil informando al gremio de prensa y colegas de todas las empresas periodísticas. De la misma forma, se resolvió difundir nuestro reclamo salarial para que sea conocido por todos y volver a convocarnos en asamblea para evaluar las acciones desarrolladas y resolver los pasos a seguir en función de nuestro pedido.
Ante el aumento impuesto por la empresa de dos cuotas de 5% sobre los salarios de diciembre de 2007, a cobrar en octubre y diciembre de 2008, y otra de 5% sobre los de diciembre de 2008, a cobrar en febrero de 2009 (que en los hechos sólo cubriría el descuento salarial que vamos a sufrir al hacerse remunerativo los $ 450), la Asamblea reafirma su reclamo de 30% de aumento (con respecto al sueldo actual), con un mínimo de $ 800.
(...)

*Comunicado de la Comisión Gremial Interna y de la Asamblea de los trabajadores de Diario Perfil y Editorial Perfil.

resistencia en la línea d


El subte repleto como anunció el lánguido cartel verde de Línea D con demoras, la distancia que tenés cuando estás en el pogo de un recital, el movimiento colectivo que no domina nadie pero cada tanto una piña, alguien claustrofóbico o individualista desesperado por llegar a ese asiento que la embarazada acaba de dejar y tratar de no sumarse al patetismo revanchista del pasajero e imaginar desiertos patagónicos para que el apretuje sea más leve, una mochila engancha mi cartera y todo así peleado, la cabeza para arriba como en los recitales para respirar mejor, y justo ahí ves, sobre el rincón del vagón, que por encima de la baranda de más arriba una mano -no se ve ni el cuerpo ni la cara- sostiene un libro abierto; como imagen de la resistencia resulta demasiado lineal y pienso en los redactores de cultura lque encerrados leen en la redacción entre la entrevista a Moria, el teléfono, los gritos y las charlas con el comisario tal y como no me concentro en el viento patagónico ni en el paisaje campestre, intento leer el título pero no puedo, entonces la tapa cuadriculada blanca y negra de Tusquets me hace inventar que el pasajero mano en alto tiene abierto un libro de Kundera, pesadísimo.

Charlas con editores 03

Parte de la charla con Miguel Angel Petrecca, editor del sello de poesía Gog y Magog, que quedó afuera de la nota de tapa publicada en el Suplemento de Cultura de Perfil de Buenos Aires.


Sobre el nacimiento del proyecto

La editorial surgió o se empezó a gestar en el 2002, por un lado, como una iniciativa de un grupo de poetas jóvenes con libros inéditos y decididos a emprender su edición de manera autónoma; por otro lado, más allá del aspecto mero aspecto de publicación autogestionada del material propio, se proponía (se propone) intervenir en la escena poética incluyendo, desde el principio, libros de otros poetas jóvenes “afines”. El contexto económico fue el de la devaluación, es decir, el de un proceso de sustitución de importaciones de cartulinas y papel.


Sobre a la relación con las librerías entonces, y al día de hoy.

Empezamos distribuyendo nosotros mismos muy a pulmón, de manera muy precaria e intermitente, pero al poco tiempo, por suerte, confluimos en un proyecto de distribución pensado para editoriales independientes (Voy a salir…) que permitió ampliar bastante el número de librerías a las que llegamos. Las librerías más chicas, sin embargo, siguen siendo el núcleo de nuestro circuito de distribución, es donde con más probabilidad se produce una compra de un libro nuestro. La visibilidad en las librerías más grandes, en cambio, es un problema. Digamos, es un problema me parece que no lo sufren solamente editoriales chicas como la nuestra; las librerías no dan abasto, sus empleados a veces no saben lo que tienen (muchas veces un libro figura en computadora pero su ubicación física es una incógnita), y un libro como los nuestros, en general, en las grandes librerías, tiende a pasar desapercibido o a perderse como un flaneur en la multitud. como que el mayor problema del libro hoy es la superpoblación.


Por dónde pasa, si es que la hay, la competencia con sellos más grandes.

Creo que la competencia más fuerte, justamente, es esa competencia por el espacio y la visibilidad en las librerías, con las que una editorial chica tiene un poder de negociación infinitamente menor o casi nulo.



Sobre si están conformes con el rol del estado en política editorial.


Lo que se le suele pedir al estado son subsidios. Subsidios hay. Por ejemplo, hay líneas de subsidios que vienen de las gestiones anteriores de la ciudad y que por suerte tuvieron continuidad en esta gestión. Podría haber más, seguro. Pero no sé si pasa por los subsidios la cosa, es decir, por subsidiar la oferta destinada a una minoría, una minoría compuesta de no más de 1000 lectores, por permitir, según reza el argumento llorón tan conocido, que “el estado haga posible la publicación de libros que de otra manera, sin su ayuda, no se publicarían, porque el mercado, etc…”. Pasa por generar un horizonte de substentatibilidad de la actividad editorial que sólo puede provenir, por un lado, de la ampliación de la masa de lectores (lectores puros, no solamente lectores-escritores), bueno, y por otro lado, obviamente, porque cambie la relación precio del libro-salario.

En relación con esto último del precio: que el estado exija también: por ejemplo, que le diga a la editorial: bueno, yo te subsidio, pero al mismo tiempo te pongo un precio máximo. no sé, tal vez es una boludez.

Otra cosa que el estado podría hacer es intervenir en el tema del precio del papel, que aparentemente es un oligopolio; impedir, limitar o regular los aumentos en el precio del papel digitados por un par de industrias que dominan el mercado.

En qué etapa por decirlo así, "economico financiera" están. Si se autosolventan, de dónde surgen los fondos, si este están en crecimiento...


Ventas, algún subsidio y el aporte de los autores. Hay un lento crecimiento, más allá de altibajos.

Sobre EDINAR.

No formamos parte de EDINAR. De todas formas, pero es una reflexión que me surge al ver algunas de las editoriales que participan de ese proyecto, y pensando en el concepto de editorial “chica” o de editorial “independiente”, nosotros no sé bien qué haríamos ahí. Para nosotros, y para varias editoriales de poesía como nosotros, muchas de las editoriales de EDINAR son “grandes” (1), son emporios, en comparación con nosotros, digo, sus problemas tal vez pasen más por cómo viajar a tal feria en tal lugar mientras que nosotros estamos con problemas más básicos de supervivencia. Por otro lado, sobre el concepto de “editorial independiente”, nosotros no somos una editorial independiente, sino todo lo contrario: somos una editorial recontra dependiente, dependiente del valor del peso, del precio del papel, de la política de subsidios, o sea, mucho más dependientes que una editorial grande, etc…(2) Sobre el concecpto de editorial “chica” diría algo parecido: qué es una editorial chica?

(1)Es como lo de la Federación Agraria, que supuestamente representa a los productores medianos y chicos, pero bueno, si los de la FA son chicos los del MOCASE no sé qué son.

(2)Bueno, el término "independiente" me cae mal, lo que acabo de decir probablemente es una pelotudez, o en todo caso un mal chiste, copiado inconscientemente de este otro que le escuché decir a un cómico cordobés (imaginatelo con acento cordobés):

- Che, ¿sabés que vivo en un barrio privado?

- ¿En serio?!!!, ¿no me digas?

- Sí, privado de agua, privado de luz, privado de…

Cuac.