Sobre el libro "El discurso amoroso. Tensiones en torno a la condición femenina" de Adriana Boria


¿Qué modelos de mujer proponen hoy los medios de comunicación? ¿Cuáles son los aspectos que hoy se relacionan con “lo femenino”? ¿Cómo el entramado de discursos sociales procesa y retroalimenta aquello? El planteo de El discurso amoroso. Tensiones en torno a la condición femenina de Adriana Boria (Ediciones Comunicarte) trabaja sobre novelas del siglo XIX, período en que la literatura goza de un papel fundamental en la formación del imaginario social.
Magíster en Sociosemiótica y Doctora en Letras, la autora se concentra en enunciados que revelan la intimidad de los personajes de ficción, en particular de las mujeres, a través de la exposición narrativa de sentimientos amorosos. Parte de una doble premisa: desde “esa zona de discursividad que he denominado discurso amoroso”, sigue a Foucault y considera a los discursos como “productores de saberes”. Y, al mismo tiempo, sostiene que hay que tener en cuenta que éstos, a su vez, también se vuelven saberes productores de sujetos. Los textos literarios del siglo XIX se integran a un conjunto estratégico que denomina de “control y regulación de las pasiones”, en especial de la pasión amorosa. La autora trabajará con un corpus de las llamadas novelas clásicas del período que, en su mayoría, terminan cumpliendo una función didáctica.
El libro está dividido en tres partes. La primera es una rigurosa fundamentación de su perspectiva teórica, encuadrada dentro de lo interdisciplinario. Por un lado, Boria sigue la concepción bajtiniana de la subjetividad en cuanto a proceso de autopercepción dialógica. Por otro lado, retoma la noción de producción histórica de Michel Foucault, y en particular, el interrogante acerca de “los modos de subjetivación del ser humano en nuestra cultura”. El discurso amoroso resulta un objeto fértil ya que en él se produce siempre una interacción dialógica; una síntesis entre lo interno y lo externo. “El diálogo amoroso pone en juego las zonas más oscuras y secretas de los hombres operando al mismo tiempo como constructor de identidades individuales y sociales”, afirma. El apartado termina con un repaso por los postulados de diversas ramas feministas, desde Butler a Liz Bondi.
El segundo capítulo es una “pequeña historia de la mujer” de la Francia de esa época, en que se inicia un debate relacionado, dice Boria, con el tema de la mujer y la búsqueda de sus características particulares. En la discursividad de la revolución hasta mitad del siglo pueden leerse continuidades y rupturas. En los textos aparecen dicotomías claras que asocian determinados objetos al hombre y la mujer, y que prefiguran una manera de (deber) ser, ya que apuntan que cada uno se corresponde con la naturaleza femenina y masculina. Al hombre, como podemos imaginar aún hoy, se lo asocia con la pluma y la espada; a la mujer, con la aguja y el huso; a él con las producciones del genio, a ella con los sentimientos del corazón. Al mismo tiempo, la autora señala paradojas y contradicciones entre la retórica de la revolución y la realidad. Por un lado, señala avances: las mujeres pueden frecuentar el espacio público antes vedado, los salones y, por poco tiempo, se establece la ley de divorcio. Pero también indica que estas nuevas conquistas conviven con mensajes alarmistas frente al protagonismo femenino en la revolución. En este recorrido, de manera entretenida, Boria expone y reagrupa diversos testimonios y documentos de la época, y da un contexto necesario que contribuye no sólo al análisis posterior, sino a estudios por venir que indaguen en otros períodos.
Las novelas de esta época son estudiadas desde sus funciones modelizadoras y normalizadoras de la identidad de la mujer. En su corpus Adriana Boria incluye obras de autores como Alejandro Dumas, Honorato de Balzac, Stendhal, Próspero Merimée y George Sand. En ellas leerá un complejo entramado de tópicos, estigmatizaciones y lugares comunes. En la construcción literaria de las “mantenidas, queridas, amantes, coccotes ”, por ejemplo, descubrirá su funcionalidad al sistema: mientras cumplan con su papel asignado y no intenten ocupar otros espacios, será imposible que adquieran legitimidad en otros ámbitos. Por citar un solo ejemplo, esto es lo que ocurre a la protagonista de La dama de las camelias , que es “castigada” con la enfermedad y la muerte cuando quiere correrse de su estatuto y pasar a ser esposa.
El mayor aporte del texto no sólo está en las ambivalencias que descubre y las figuras de mujer que revela que, como afirma, permanecen aún hoy. Queriéndolo o no, el libro abre las puertas a nuevos estudios sobre productos culturales más próximos en el tiempo; que incluyan discursos que exceden hoy a la literatura ya que ésta, como modelizadora y estatuto de referencia social ha perdido peso. Al mismo tiempo, El discurso amoroso… bien vale como rico material de lectura y referencia para especialistas y legos, en especial aquellos apartados –que afortunadamente abundan– que superan el horizonte de expectativas de quien ha leído aquellos clásicos de la literatura.

La Editorial Perfil otra vez contra sus periodistas, y contra la libertad de expresión

Les copio y vale la pena que lo lean, también ampliar para ver bien la imagen: es el código de ética que creo Jorge Fontevechia (para violentarlo luego, claro). Ahora va contra el derecho a la libertad de expresión que tanto ha defendido en varias declaraciones...no se por qué no me extraña...

Estimados colegas, lectores y opinión pública en general:

Nos dirigimos a ustedes para comunicarles acerca de la situación interna que vive la redacción de Diario PERFIL, debido a un conflicto salarial que ha derivado en un conflicto de libertad de expresión.
Los redactores de PERFIL continúan realizando sus tareas y escribiendo sus notas, pero para manifestar su disconformidad con la propuesta salarial de la empresa han decidido levantar las firmas de sus artículos y entrevistas. Sin embargo, las autoridades de la editorial se niegan a reconocer ese derecho y han impuesto que todas las notas de sus redactores sean firmadas por terceros, seudónimos o con los nombres de otros integrantes de la redacción, violando así el derecho de los verdaderos autores de los artículos.
El retiro de las firmas es una medida de protesta, ligada estrechamente con la libertad de expresión, implementada por periodistas en varios diarios argentinos y del mundo.
En revista Noticias, Perfil.com y revistas Semanario y Luz, publicaciones de la misma editorial, donde estas semanas también se implementó la medida en el contexto del conflicto salarial, se respetó la decisión de los redactores y sus notas fueron publicadas sin firmas. La Asamblea –que ya comenzó a reunirse diariamente a la espera de una respuesta de la empresa–, integrada por la totalidad de los redactores de Diario PERFIL y por trabajadores de las redacciones de las revistas, fotografía y otras áreas de la editorial, ha decidido informarles de la situación y solicitar su apoyo público a la medida y su repudio, también público, a la decisión editorial de apropiarse de las investigaciones, entrevistas y artículos de los periodistas, que siempre han cumplido con su trabajo y las exigencias periodísticas de la Editorial.
Esta semana, muchos de los columnistas especiales de Diario PERFIL han decidido que si el conflicto salarial no se soluciona antes del fin de semana levantarán las firmas de sus artículos y entrevistas, también en solidaridad con la medida de los redactores.
Esta carta lleva al final el comunicado de la Asamblea difundido la semana pasada, donde se explica a qué se debe el conflicto salarial y nuestro reclamo.

Sin otro particular,

Los saluda atentamente,

Asamblea de Trabajadores de Editorial Perfil.