tesis para una presentación maravillosa

nadie va a escribir la historia de las productoras de publicidad.

*Invasión y privacidad se aprenden y se luchan en familia. La especulación con respecto al valor, forma y pertinencia de esas prácticas, en sociedad. En el fondo es como decir a ver cuánto vale afuera esto que me gané laburando en mi país. A ver si me hago moza y resulta que aprendo nuevo valor de cambio, un oficio desconocido, y llegar de otra manera a fin de mes.

*Hoy no me gustan los poemas que tienen versos que hablan de “época” porque me suenan a slogan, hacen ruido pero no confunden lo suficiente, anticuriosidad. Me suenan al maullido de madrugada del gato en celo cuando te querés dormir y soy conciente del peso de cada palabra. Dije hoy.

*Vamos a estar solas en esta navidad y yo me entristezco porque sin querer pienso en cuando éramos muchos, que en realidad nunca fuimos tantos. Mi mamá siempre dice “somos nosotros nomás”. No tenemos parientes lejanos, ni siquiera tíos o es como si no los tuviéramos.
Ahora nosotros nos volvimos tíos, mi papá se murió hace mucho, mis hermanos son padres y maridos y (ex) esposas así que ahora sí tienen tíos o abuelos de sus hijos y más parientes y cuando nos juntamos la madre los hermanos y sus hijos mis sobrinos a comer somos una verdadera familia numerosa pero si contamos a los parientes políticos ahí sí que somos muchísimos más. Pero me gusta decir somos nosotros nomás y que sea cierto. Mate con facturas y que haya sol en el pasto reseco que no importe, hay parra verde; mínimo.


*En el bunker de Cristina me encuentro con Mariano, productor de Insecto films y recordamos los ¿buenos viejos? tiempos de trabajo juntos.
Horas sin dormir editando, pensando "devoluciones creativas" pero el era productor ejecutivo, yo asistente de direccion y claro. Me propone volver a trabajar con ellos. Ahora se mudaron, la productora funciona en una casa enorme con pileta dice "al mediodia, o para hacer un recreo, en verano, te tirás un ratito y seguís, está buenísimo, la pasamos bárbaro".
Me tienta.
Pero en el momento le digo no sé, "la operación" y esa imposibilidad del rodaje de 20 horas, estoy en otra, me mira las piernas, le digo "no quedé renga, eh" y se ríe, le dio verguenza; miento en que voy a pasar a visitarlos cuando me invita, piensa que hace un año que no trabajo con ellos pero es mucho más le digo y enumera más rodajes dice por ahí podés cada tanto agarrar algún proyecto concreto porque el laburoque hacés ahora seguro lo hacés desde tu casa y te va a dar para sumarte, fijate. Le rindo. Le rendía. Le reconozco aunque no lo diga que el era de esos productores buenos, de los mejores, los que te explotan con cariño porque creen en el proyecto, no en la empresa de celular -por ahí un poquito sí- sino en lo que El Director puede hacer con ese guión de mierda y en lo que yo puedo aportar a eso y en la guita que eso le traerá, pero algo que casi nadie hace de repente caía con una coca a las 5 de la mañana para ver si ibas bien con esa edición, o te mandaba a un asistente de produccion que te acompañe porque te quedaste rearmando ese guión y no dormiste y que el de producción te compre lo que quieras para arreglar eso; productor que estimulaba al director dueño a hacer un asado para todo el equipo un mediodía de la preproducción y en verdad era algo así como un equipo. Le ponían onda aunque. No importa el pero. La pasaban bien.

*Empezó siendo cadete, los dueños siempre habian sido millonarios, el director empezó siendo meritorio de producción, todo eso se notaba y se llevaban muy bien incluso en las peleas a los gritos y sus ataques de histeria, cuando agarraban los dardos y en vez de tirarlos al círculo se los tiraban entre sí y las puertas se cerraban fuerte y había que esperar hasta cualquier hora la decisión.

* Y sí, ganaba bastante bien, comprar el tiempo a un precio de mercado conveniente.

*Nadie va a registrar la historia de las productoras de publicidad. Esta se contruyó un minimito. Pero nadie va a escribirlo y se lo merecen; la historia pública está en esos cortos de TV que llamaban "películas" a pesar de sus 30 segundos de duración, en los contratos de SICA y AAA y el resto en esa parrilla o la nueva pileta, las reuniones con catering excesivo en la agencia y sobre todo en el cuero caliente y sucio de Bar 6.

*Sigo flaca porque no como tanto o es un don como dicen las señoras grandes que siempren saben ma´s, o porque rinden las dos cuadras que salgo a correr cada tanto, pero la verdad es que ahora el trabajo es sólo estar frente a la compu o a un libro, podría decir intelectual pero es muy pretensioso aunque hay mucho de escribir y pensar y de boludear y explicarlo es complejo y no viene al caso; el placer de leer y cobrar de otro lado como decision y ahora esto; cobrar por escribir, escribir lo mío con esa carga y las mismas y mas discusiones gratis con amigos acerca de escribir y con otros de editar y antes era igual pero pensaba para otros de otras cosas que nada que ver conmigo, empresas de todo tipo para que vendan más y se vea bonito en el tiempo más económico posible.

*Pensar en la mejor forma de filmar una publicidad, buscar "referencias estéticas", estar en rodaje entre director, maquilladoras, técnicos, producción, actores, modelos, vestuaristas.
Y me quejaba, sabiendo que no hay que quejarse, de que me aburría en los almuerzos; pero de verdad era muy aburrido; no compartía nada. ¿Ahora? Antes corría, corría, corría en los rodajes y también funcionaba muy bien.

mantra de jueves, el ultimo del año

"Cuida el sentido, que los sonidos se cuidarán solos" "Cuida el sentido, que los sonidos se cuidarán solos" "Cuida el sentido, que los sonidos se cuidarán solos" "Cuida el sentido, que los sonidos se cuidarán solos" "Cuida el sentido, que los sonidos se cuidarán solos" "Cuida el sentido, que los sonidos se cuidarán solos" "Cuida el sentido, que los sonidos se cuidarán solos" "Cuida el sentido, que los sonidos se cuidarán solos" "Cuida el sentido, que los sonidos se cuidarán solos"
foto 1*
*foto 1: foto de navidad
volvamos a la referencia; olvidemos de una vez la ambiguedad, el hermetismo y la rebeldía oscura, cobardemente secreta.

O sea: esta es una foto de navidad en un post de navidad.

Lo que no es poco.
O sí: está la foto de abajo que pudo encabezar el post. Pero si bien linda ya era muy obvia. Todos hablan de balance y yo no lo hago pero un poco por contagio pienso en esos términos, (balanceados) y entonces tampoco es cuestión de pasarse al otro extremo y andar regalando tanta transparencia, ¿no?
foto 2*
*foto 02: simpática obviedad de navidad







Objetos Maravillosos

Objetos Maravillosos de Juan Diego Incardona comienza con La pentatónica. Acá un adelanto antes de la formal presentación.

Pasada la vorágine navideña, ya con menor ansiedad pero mucho más fiesta, venganse todos.

Alegría tamarisca, fiesta, vinito, arbustos colorados, anillos afrodisíacos, gente fina, lumpenaje y todo lo demás.


Miércoles 26 de diciembre.
20.30 hs

Centro Cultural Pachamama.
Argañaraz 22
(a pasitos de Estado de Israel)

Estará el talentoso autor y junto a él Santiago Llach y Pedro Mairal. Y mucha gente linda.

capacidad de persuasion

a la media hora de hablar con Laiseca ya empiezo a tomar con naturalidad el hecho de que puede haber un monstruo a la vuelta de la esquina, que habría que dejarles ofrendas a los muertos como hacen en méjico y que el monumento de Gardel que hay en chacarita realmente fuma, es el mismo Gardel que fuma, los cigarrillos que la gente le deja prendidos entre sus dedos.
Supongo que esa pérdida de la distancia, del "espíritu crítico" no está bien, pero en el fondo sí; está perfecto rendirse ante la capacidad de persuasión del otro cuando viene así; la distancia y el espíritu crítico a veces sirven y otras te hacen perder un buen momento.
Salgo a la calle, me tomo el subte, entro en la redacción y sigo un tiempo más sin querer hablar ni poder leer.

90-90-90


"Es raro que ahora sepa de la existencia de los dramaturgos del 90, la poesía de los 90, de un cine de los 90 y que yo en ese momento leyera a Gelman, no tuviera idea de la existencia de Caraja-jí y me la pasara viendo viejas películas italianas y francesas con Marcello Mastroianni y Gerard Depardieu (¡los amaba!). Aunque me hayan dado todas las coordenadas espacio-temporales, no tuve noción de lo que pasaba" escribe Mercedes Halfon (crítica de teatro blogger amiga) en el último El Interpretador (dedicado a esos años).

Y sí, nos sentimos identificadas con esa idea.


De no tener conciencia de la década que se vive: ni si quiera “llamarla”.
Tampoco me pasaba con los ochenta (decía "en la primaria" para hablar de cosas de esa época). En los 90, entre otras cosas, escuchaba los Doors y ahí sí, "que bueno vivir en la época de los hippies", aunque tampoco diferenciábamos bien los 60 de los 70. Cuando digo que está bueno no ser más adolescentes muchos no entienden, o dicen "mentira". Para mí no, por ahí es por esa sensación, medio optimista, casi una esperanza, de que es bueno saber, o por lo menos preguntarse, más y mejor, que lo que podíamos hacer entonces.


agendate un lunes: niña bahiense que se conquista Buenos Aires



un proyecto de Valeria Tentoni y cía:
PRESENTACIÓN REVISTA LITERARIA LA QUETRÓFILA
*literatura presupuesto cero*
NÚMERO UNO

LUNES 17 DE DICIEMBRE
19 HORAS
EN FUNDACIÓN BOLLINI
PASAJE BOLLINI 2167 (cortadita entre peña y french)
http://www.ladama-debollini.com.ar/

PRESENTA: MARCELO LÓPEZ
LEEN: JUAN DIEGO INCARDONA (CUENTO)
LEONARDO SAGUERELA (POESIA)
INVITADO: PABLO RAMOS

CONTACTO: laquetrofila@hotmail.com
WEB: http://www.laquetrofila.blogspot.com/
el intento de manejar demasiadas cosas, registros, temas, tareas, eso no es necesariamente malo.
leer por la mañana suplementos viejos no tiene el misterio de encontrar en cualquier lado un cuaderno de años atrás pero es más pacífico; después escribir "cosas mías" cuando aún por leer el interpretador y por terminar de leer esos fragmentos vitalistas entre Rubio y Garcés, cada hora una idea y el escape siempre fácil, pesado, ambivalente de decir tengo que ir a trabajar; por acá entonces leer el desprecio justo del trabajador de la prosa y considerarlo una buena definición, aunque siempre es mejor preferir los matices, aunque la palabra siempre sea estrema, deje de lado esa ambiguedad que nos convoca y apabulla pero "siempre" nos interesa.
Un manual del dolor y de amor de Laiseca son demasiado exóticos ante relatos que quieren que los escriba yo, mínimos y efectistas como en el teléfono mi amiga cuenta que desde una plaza en la que pasea con su amigo y el bebé de su amigo ve a un hombre saltar del segundo piso, intenta reproducir el sonido, planes que se frustran, yo una leve enfermedad y la dispersión de la lectura y el hombre que "por suerte" dice ella, no murió.

Las pregunta por lo que las cosas son


Sobre Clarice Lispector
(1920-1977)


Hace unos años, cuando un programa de TV emitía peligrosas peleas, hazañas acrobáticas o escenas riesgosas en general, aparecía una leyenda que un locutor enfatizaba con voz nasal: “No lo intente en su casa”. Algunos libros deberían incluir esa misma advertencia.
Hace muchos años, la obra de Lispector circulaba en Argentina en ediciones dispersas, desde la primera edición de su novela La araña en 1977 (Corregidor; reeditada en 2005) hasta sus libros de relatos, de Felicidad clandestina, Silencio (Grijalbo-Mondadori) o Lazos de familia (Montesinos).
A poco de cumplirse 30 años de su muerte hay una suerte de foco encendido sobre su obra. Editorial Alfaguara acaba de publicar sus Cuentos reunidos, Adriana Hidalgo hace unos meses, la biografía literaria Clarice. Una vida que se cuenta, mientras que el Centro Cultural Recoleta dedica su espacio literario a difundir la vida y obra de la autora ucraniana-brasileña
En serio, no lo intente en su casa. Cuentos Reunidos abarca textos tempranos que Lispector publica luego de su primera novela, Cerca del corazón salvaje, hasta el volumen de edición póstuma La bella y la bestia o una herida demasiado grande. En la contratapa de la nueva edición se lee un fragmento del prólogo, de un estilo que oscila entre la exhaltación sexual y cierto sentimentalismo: “Leer a Clarice Lispector es encontrarse con ella, desnudar su palabra, compartir una sensualidad física. (...) Algo así como hacer el amor, que es deseo, sexo y deceso”. La dificultad que presenta la obra de la autora es, desde otro ángulo, su mayor virtud. Los atributos que suelen acompañar la presentación de su figura, contribuyen a convertirla en un ser “misterioso”, “mágico”, “sensual”, “místico”. Algo de eso puede ser cierto. Una vez la invitaron a un Congreso de brujas en Colombia. Ella viajó, pero entregó un texto para que alguien leyera en su lugar. Casi nunca daba entrevistas y, cuando lo hacía, apenas hablaba. Era bellísima.
Obra y anecdotario se combinan para generar ese efecto magnético que produce en algunos de sus comentadores: la escritora como ser erótico, hipersensible, bello, poderoso. Un largo etcétera de atribuciones más o menos atinadas, en clave más o menos realista o pretensiosamente poética son la prueba de la tentación que sufren algunos por camuflarse, travestirse, hacer el intento de emular la superficie más llamativa de un estilo, cuanto menos, personal. Pero lo etéreo, confundido con lo espiritual y lo sensible no siempre ayuda a hacer una lectura justa de textos que, como los de la autora, plantean ambiciosos problemas, conceptuales, narrativos, perceptivos. Quizá el verbo sea “plantea” y el sustantivo “problema”, tal vez lo mejor sería dejar la oración ahí.
Proustituta. En una carta al escritor Lúcio Cardoso, a quien no le gustó el título de su segunda novela, La araña, Lispector escribe: “Tal vez el título parezca mansfieldeano, porque sabes que últimamente he leído cartas de Katherine. Pero creo que no. A las mismas palabras, les damos éste o aquel color. Entonces, si estuviera leyendo Proust, alguien pensaría en una araña proustiana (¡por Dios!¡iba a escribir proustituta!)”. Si el juego de palabras en la carta parece lúdica y hasta naif, revela en parte los movimientos de los textos de la autora. Es cierto que a lo largo de sus libros de relatos fue cambiando (y mezclando) los ejes de representación (de lo doméstico a lo erótico a una mística casi panteísta), en casi todos sus mejores cuentos hay una búsqueda que elude el superficial plano sonoro que tanto llama la atención de algunos (no confundir con el puro recurso, con el “juego de palabras”, que le valieron el rótulo equívoco de narradora “surrealista”, que a esta altura no define casi nada o le cabe a casi todo). En la obra de Lispector se lee un desplazamiento de las formas semánticas y sintácticas habituales, una deliberada elección por desubicar las palabras, desestructurar sin violencia –no es un acto de radicalidad subversiva- pero con intensidad. Si encontrar el referente de una palabra genera cierta tranquilidad, Lispector buscará todos los ángulos, armará sobre lo mismo varias capas de sentido. La propuesta del texto es la de hundirse, profundizar en el lugar que creemos conocido; pensar, si es posible concebir las dos cosas a un tiempo, como acto involuntario y condición de necesidad.
Luego. Luego.Luego. Un día menos, comienza así: “Yo temo que la muerte llegue. ¿muerte?”. Párrafos después leemos: “¿Y luego?/ Luego./Luego. Pues entonces./Así mismo./ ¿No es así?”. ¿Cuál es el asunto? ¿Un riesgo, la hipérbole, el límite? Por lo menos, en varias ocasiones se cruza la expectativa, el previsible horizonte de lectura. La cuestión gramatical desde luego activa un cambio de sentido, y en este cuento los “conectores” dejan de cumplir su rol, hay que repensar su función. La frase designa pero se vuelve un objeto que se piensa a sí mismo (desubicado, autorreferencial). “Entonces, pues entonces se reveló repentinamente: entonces, pues entonces es así mismo.” Pero cada concepto siempre está dispuesto en función de la subjetividad de narrador y personajes. En sus mejores momentos, Lispector concentra verdad narrativa, problemas emocionales, de relación y literarios. ¿Qué es un “entonces”? Por lo pronto, una invitación provocadora (la autora también sabe de los clásicos mecanismos de identificación; atributos cercanos, situaciones reconocibles). Desde luego habrá personaje, habrá “historia” y las cosas que aparecen casi siempre en un relato. La anécdota o la idea se presentan –y por eso no es necesario hacer un inventario exhaustivo de “argumentos”- para erosionar o cuanto menos cuestionar sus propios fundamentos.
Contra la prosa poética. Los narradores más conservadores suelen salir espantados ante lo que se llama “prosa poética”. El término parece poco feliz, aunque se haya utilizado varias veces para definir la narrativa de la escritora. Es famosa la distinción entre ambos géneros de Paul Valery: “La marcha, lo mismo que la prosa, apunta a un objeto concreto.” Según el poeta, son circusntancias como la necesidad de un objeto, las que ordenan el paso de marcha y “le prescriben su dirección, su velocidad, y le dan un término finito.” La poesía, en cambio, es análoga a la danza, “un sistema de actos; pero que tienen su fin en sí mismos. No va a ninguna parte. Si persigue un objeto, no es más que un objeto ideal, un estado, un encantamiento, un fantasma de flor, un extremo de vida”. La síntesis entre ambos conceptos pueden orientar el sentido de los textos de la autora, sin convertirlos, entonces, en recelosa “prosa poetica”.
Si decimos que los relatos tienen una dirección y que, en general, “avanzan”, los cuentos de la ucraniana van en línea recta, se detienen, toman una diagonal, van hacia abajo y vuelven hacia atrás sin perder coherencia. Un día menos, también suma información de Margarita, lo que le va sucediendo durante ese domingo en que su mucama no está, los detalles de las sensaciones, el feliz diálogo telefónico con alguien que la confunde con otra persona, el temor a la muerte, cierto desprecio por su propio nombre, el final oscuro.
Personas como animales. Si aquel cuento es en parte especulativo, no es el más radical. Sí lo es el célebre El huevo y la gallina, y quizá, Seco estudio de caballlos. El huevo... compone un tejido lógico, casi “filosófico”, en el sentido más clásico del término. A esta altura, una posibilidad es la de arriesgar un denominador común a todos estos relatos: la pregunta por lo que las cosas son. Lo singular es que pocos autores pueden volver una y otra vez a los “grandes planteos” sin aburrir, descubriendo un poco más cada vez; y dando muestras de que lo grave no es sinónimo de solemne. Lispector explora la subjetividad de sus personajes, en primera o una cercana tercera persona (que a veces reproduce la incómoda proximidad del secreto demasiado íntimo, inapropiado). Lazos de familia (uno de sus mejores libros), concentra el imperio de lo doméstico. Nada extraordinario tiene que suceder, con frecuencia los personajes encuentran conflicto ante la mínima percepción de algo que está a su alrededor, o proyectan hacia el entorno los problemas propios. Diríamos que, sin épica, la búsqueda de los personajes se da en su propio contexto; ya sea la casa (familia, soledad, hijos) o la calle (alteridad, marginación, pertenencia).

Lo cotidiano, por un detalle, puede volverse delirante, extrañísimo o angustiante. Un desastre de grandes proporciones se desata cuando una gallina intenta escapar de su casa. La familia se desmorona, lucha y se restablece a partir de la irreverencia del animal. Los planteos de la narradora rozan la conciencia del rídiculo al referirse a este ave, catalogado tantas veces como uno de los más idiotas: “Estúpida, tímida y libre. No victoriosa como sería un gallo en fuga. ¿Qué es lo que había en sus vísceras para hacer de ella un ser? La gallina es un ser. Aunque es cierto que no se podría contar con ella para nada”. Desde tiempos de Esopo, es difícil leer historias de animales que no caigan en cierto infantilismo o que no recurran al humor. Para la autora, la vida de los animales es serio, y hay que tratarlo sin impostación; la pregunta es honesta y revela de manera explícita, como en Estudio seco sobre caballos, una vinculación real con los humanos, la nostalgia del paraíso perdido. O una feliz convivencia, como en Tentación, que tiene uno de los comienzos más reveladores: “Ella tenía hipo. Y como si no bastara la claridad de las dos de la tarde, era pelirroja”. Pronto, comunicación y despedida serán los estadíos por los que pasa la chica y un perro también colorado. Pero no es una situación trivial, pero tampoco grandilocuente ni inverosímil. Feliz cumpleaños, explora con minuciosidad de entomólogo y sentido del humor (negro) las estratégicas peripecias que esconden los rituales de una concurrida reunión familiar. Lispector describe los roles domésticos y familiares y para sus personajes lo conocido deja de ser una seguridad; se convierte en una pregunta enorme. Nadie espera que la abuela reaccione como lo hace, al final de la fiesta, durante la que todos contienen, cuando pueden hacerlo, cierta alegría, temor o envidia.
También hay milagros autogestionados: la angustia de una anciana que se pierde en el medio del Maracana, únicamente puede calmarse con el recuerdo de la imagen de Roberto Carlos cantando para ella. En Una herida demasiado grande o la bella y la bestia, cuenta el camino de una mujer que sale de la peluquería. Su chofer no llega. Ella se encuentra con un mendigo. “Pero por avenida Copacabana todo era posible: personas de toda clase. Por lo menos de clase diferente de la de ella.¿De qué clase era ella?¿Qué clase de ella era para ser “de la de ella”?”
Ella, los otros”. La protagonista va a revisar todos los sucesos que la llevaron hasta esa situación; y mantiene un diálogo tristísimo y luminoso con el mendigo. La escena en sí misma no tiene nada demasiado raro. Pero Lispector se detiene donde otros seguirían, y visceversa. Si la situación podría avanzar, por ejemplo, hacia la compasión de la rica ante el pobre o la incomunicación entre ambos, la autora se para sobre ciertos supuestos, insiste en ellos para cuestionarlos. “Vivía en las manadas de mujeres y hombres que, sí, que simplemente “podían”. ¿Podían qué? Bien, simplemente podían. Y para colmo, viscoscos, pues el “podía” estaba bien”. En todos estos textos, lo simple (aunque mantenga su simpleza), lo sucesivo y encadenado se vuelve contradictorio y complejo.

Objeto, adjetivo y experiencia. Sus relatos se complementan a la perfección con las crónicas reunidas en Revelación de un mundo. Necesitada de dinero, entre 1967 y 1973, la ya por entonces reconocida escritora acepta la propuesta de escribir todas las semanas una columna para el Jornal do Brasil. Las piezas se mueven, como su narrativa, desde la superficie a la profunda particularidad de las cosas (muchísimas cosas) con brillante destreza. El libro ofrece variedades insólitas y domésticas por igual: historias de mascotas, odiosas amigas de la infancia, tristes ancianas que pasean, taxistas –personajes que la fascinaban - empleadas domésticas y hombres de toda clase. A pesar de que escribiera todas las semanas y bajo un género para ella, hasta entonces, desconocido, la fuerza de sus cuentos permanece en la prosa encargo. Pero, en especial, su valor reside en las claves que va dejando con respecto a su propia literatura: “Todavía me siento un poco perdida en mi nueva función con eso que no puede llamarse propiamente crónica. Y, además de ser neófita en el asunto, también lo soy en materia de escribir para ganar dinero. Ya trabajé en prensa como profesional, sin firmar”. En un momento escribe, consecuente con su proyecto literario “Los géneros no me interesan. Me interesa el misterio”. En esa tensión dialéctica sus crónicas se ponen en riesgo y la reflexión sobre los géneros literarios se vuelve otra vez, contra los sobreentendidos del lector. En “La verdadera novela”, escribe: “Bien sé a que llaman una verdadera novela. Sin embargo, al leerla, con sus tramas de hechos y descripciones, me siento disgustada. Y cuando escribo, no es la clásica novela. Aunque es novela”. Si las palabras, como dijo ella alguna vez, “tiene su terrible límite” la lectura de su obra invita a padecerlos. A recorrerlos en toda su dimensión. Una experiencia de lectura para pensar, olvidar al escribir, y volver a repetir. Como con “Sveglia”, un reloj sobre el que gira el cuento La relacion con la cosa, que es peligroso, porque es reloj, objeto, adjetivo y experiencia.

(Nota de tapa del Suplemento de Cultura de Perfil, diciembre de 2007)

los fotógrafos profesionales prefieren esta luz, a la que llaman
mágica.

chocolate, campo, viento y ¡oh!, la libertad.


(do you think I´m sexy?)

antimétodo-la previa

Si hubiera un método diría que primero analizo mis sensaciones de lectura, o lo que pienso, después las pienso más, después escribo o no, pero por ejemplo, al final del documento de la nota de Lispector que escribí para el suplemento había cosas así:

"conceptos que se vuelven hechos y de hechos que se vuelven conceptos"

"COSAS/ palabras FUERA DE LUGAR"

"SEDICE QUE NO ERA CONCIENTE DE SU TRADICION, QUE APENAS TENIA UN PAR DE LECTURAS DISPERSAS, PERO no creo, comprobarlo! buscar!"

"El lenguaje, anclado en su referente da lugar a cierta paz, fijo, en el sentido de tranquilidad, de pausa, de asentamiento, de base. Pero la intención de esta narrativa, es lo contrario."

"SIGUE con otra lógica. Lo pasa no es “raro”. Es inesperado pero no por eso tremendo de por sí. Pero en el texto .

Vertical y horizontal- Hay textos que van para adelante, otros que van para adelante y también en diagonal, o para abajo. Que se meten escarvando. Desplazamiento hacia abajo, hacia un centro, ACA HAY UNA CLAVE, REFORMUALAR, REPENSAR

Tiene que ver con una profundidad. Cavar, hacer un pozo ahí, no retomar por donde espero que lo haga,detenerse para cavar ahi. Mmm

Palabras desubicadas.

HABLAR DE DESCONFIANZA, PIEDRAS EN EL CAMINO.

Repudio a la dualidad.

¿cuál es ese "caos org´nico"?

EVITAR ESA CURSILERIA QUE DETESTO EN OTROS. guarda.

(Después claro, pensar, organizar y etc. no es que todo es notitas así)


Cuentan que hace mucho calor, pero que de pronto refresca y el sorgo y el trigo están sorprendidos, desorientados, algo así, no es necesario enunciar el peligro recurrente de perder toda la cosecha pero ponen al teléfono a una menor de dos años que dice un par de palabras como prueba de que está aprendiendo a hablar. Y tienen razón; ese proceso es más difícil de imaginar que las otras cosas. Veo girasoles a la altura de Tres arroyos siempre libres de peligro, desde la infancia la frase "esta es una zona marginal" y eso es sequía, helada o demasiado calor, aridez, pampa seca, flor amarilla, paja vizcachera, colores fáciles de aprender.
Un playmovil granjero y un ponny plástico amplían la necesidad de repensar las sensaciones de lectura . El género que es, desde hace tiempo, nuestra desviación política más pretensiosa, más asumida.

monsters

sobre más que humano (revolver papeles viejos calma un poco la ansiedad)
El prejuicio tiene muy mala prensa pero es condición de posibilidad de ciertas buenas experiencias. En una época en que estaba interesada en personajes psicóticos y subnormales, una compañera de la universidad me dijo que tenía que leer Más que humano. El título estaba bueno, pero lo que sabía del Sturgeon no me seducía en lo más mínimo. En un decálogo -las reglas del arte suelen ser innecesarias y por eso inútiles -que elaboró el escritor dijo algo bastante cierto "El noventa por ciento de todo es basura". Luego le robaba a Poe al decir: "Nada es lo que parece". La colección -Ciencia Ficción de Minotauro- completaba el panorama poco estimulante. ¿La ciencia ficción no es acaso para adolescentes aburridos? (el prejuicio suele ser precedido por la ignorancia). Pero como también se lee para combatir, lo empecé con la certeza de que lo devolvería sin haberlo terminado y orgullosa de haberlo previsto.
Cuando esperaba encontrar naves espaciales, alienígenas, ciudades sobre el aire y rayos láser, encontré escenarios –rurales, urbanos- y personajes que tenían la densidad de lo que llamamos "real" y, al mismo tiempo, mucho de freaks: un idiota que duerme sobre charcos, unas niñas incapaces de conocer otros seres humanos, un niño menospreciado por sus conocimientos de mecánica, gemelas con capacidades telequinéticas. Tampoco es posible situar la historia en una época precisa: el universo Sturgeon es el de la extrañeza y la indeterminación. Mis prejucios retocedieron (humillados): el problema no era de maquinaria ni de aventuras; había un planteo sobre la "condición humana". La frase, admito, puede no significar nada, pero no es el caso. Explicarlo tampoco tiene mucho sentido. Y el final- cuando hace tiempo se habla de quebrar las expectativas del lector- tiene un tono optimista que no trivializa los planteos de la obra. ¿Quién dijo que el final -potencialmente- feliz sólo es apto para estúpidos cuentos de hadas?
(publicado en el Suplemento de cultura de Perfil)

mantra de viernes

"falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos""falta menos"

primero la una después la otra


de la arbitriariedad de los anuarios

Dos objetivos cholulos:
La RS (vía Funes) y el viernes que viene, la publicación de una mini ficción -pongámoslé-¡de papá noel! en la Para tí (y a buen precio, para los que dicen que claro, que los narradores somos vendidos, que no tenemos conflicto con el mercado)
Pero Funes es el "personaje emergente" y el Blatt poeta parece que leyó narrativa. Es increíblemente re increíblemente lo que registra la Rolling Stone, man. (vos que querías ser rockero y no te dió y te dedicaste como todos a escribir)

el imperio de la novedad


Salió un nuevo número de Revista Gataflora con Victoria Ocampo en tapa, una paquetería suprema. Escribimos una larga reseña sobre los tres tomos de su Autobiografía. Si la reelemos y nos sigue gustando, vendrá un nuevo largo post en breve.

papeles


Cuadraditos de papel con bordes desparejos, bordes desparejos multiplicados idénticos, la simetría del doble del borde de los cuadraditos de papel; no es fácil para nada.
Grandes tijeras en dedos pegoteados, cuadraditos que se cortan y se apilan, se guardan agolpados en la mitad de la caja de fósforos, quedan prolijos, una suerte.
Los cuadraditos son expedientes que la muñeca articulada, hoy de profesión abogada ocupada profesional sin hijos pero con novio y sobrina, debe llevar a trabajar. Ken no trabaja no estudia no hace nada, ken es novio y parece que no necesita aprender nada más, no tiene casita ni armario ni bañera con yacuzzi ni moto ni juego de jardín; no se cambia de ropa, todo el día el mismo sweter rayado gris.