(no lo intentes en tu casa I)
La frágil verdad de los géneros literarios
Con la frescura y la extensión justas, los textos de Revelación de un mundo van de la superficie a la profunda particularidad de las cosas (muchísimas cosas) con brillante admirable destreza. Entre 1967 y 1973, la ya por entonces reconocida escritora Clarice Lispector, necesita dinero y acepta la propuesta de escribir todas las semanas una columna para el Jornal do Brasil.
El libro ofrece variedades de las insólitas y también de las más domésticas: historias de mascotas, odiosas amigas de la infancia, tristes ancianas que pasean, taxistas –Lispector estaba fascinada por sus relatos- empleadas domésticas y hombres de toda clase. A pesar de que escribiera todas las semanas y bajo un género para ella hasta entonces desconocido, la fuerza de sus cuentos permanece en la prosa que se leía en la prensa diaria. Si puede hablar en tercera persona, el uso de la primera deja ver, en algún caso, un hilo de inseguridad; su sello confesional no llega a ser, por suerte, emotivista.
El libro ofrece variedades de las insólitas y también de las más domésticas: historias de mascotas, odiosas amigas de la infancia, tristes ancianas que pasean, taxistas –Lispector estaba fascinada por sus relatos- empleadas domésticas y hombres de toda clase. A pesar de que escribiera todas las semanas y bajo un género para ella hasta entonces desconocido, la fuerza de sus cuentos permanece en la prosa que se leía en la prensa diaria. Si puede hablar en tercera persona, el uso de la primera deja ver, en algún caso, un hilo de inseguridad; su sello confesional no llega a ser, por suerte, emotivista.
En general, los textos que hablan de la imposibilidad de crear un texto son un fiasco; aburridos y vacuos, típico de los primeros ejercicios de escritura en que el autor se retuerce hasta el espasmo y canta la sufriente oda fallida a la siempre personificada hoja en blanco. Lispector, en cambio, encara la cuestión de una manera inteligente; analizando las posibilidades: "Todavía me siento un poco perdida en mi nueva función con eso que no puede llamarse propiamente crónica. Y, además de ser neófita en el asunto, también lo soy en materia de escribir para ganar dinero. Ya trabajé en prensa como profesional, sin firmar". Si en alguna ocasión afirma, provocadora y consecuente con su proyecto literario "Los géneros no me interesan. Me interesa el misterio", en esa tensión dialéctica sus crónicas se ponen en riesgo y la reflexión sobre los géneros literarios se vuelve polémica. En "La verdadera novela", escribe: "Bien sé a que llaman una verdadera novela. Sin embargo, al leerla, con sus tramas de hechos y descripciones, me siento disgustada. Y cuando escribo, no es la clásica novela. Aunque es novela".
update: en el programa de tele en que mi ex compañero de banco aparece charlando con Sasturain, se afirma que este libro es un diario íntimo. Si bien tiene algo de eso; no lo es "del todo". O sea, no lo es. (Me siento de esas señoras que mandan cartas de lectores corrigiendo un error en una nota o dando su opinion sobre la opinion de un columnista. zas. no debería meterme con la televisión; tras que hablan sobre libros, me vengo a hacer la erudita)
2 comentarios:
Che, yo nunca hablé de Lispector en ningún lado. Aclará bien. (Y nunca hablaría de ella porque me parece un escritor aburridísima.)
no, vos no, digo sasturain, digo "en el programa de sasturain", no te culpo de nada.
ya se lo que pensás de lispector y el contorno de esa pose, no voy a pelear contigo via coment.
soy sola en el suple, bancatela sin bardear che!
Publicar un comentario