La conspiración de los porteros

No sólo tiene un título excelente, es un libro alucinante (se me ocurría que un mal editor robaría el brillo del libro y titularía una nota dedicada al autor: "la conspiración de colautti"; eso sí que es plagio encubierto)

El "rescate" siempre tiene ese vaho a opereta editorial, pero en este caso, el talento del autor te hace no poder creer que no lo hayan reeditado antes. Tanto que Quintín sospecha que Colautti no existió (pero sí, existió, a mí me lo dijo Elvio Gandolfo y yo le creo, quiero escribir algo sobre "el método gandolfo", un sistema que usa en el prólogo del libro de Colautti y en otras notas, tiene que ver con esa fantasía que tengo hace rato, que el suplemento salga en una plantilla formato blogger y poder entrar a reescribirla cada domingo si se me da la gana, hacer anotaciones, repensar cuando el libro ya es un sedimento burbujeante. Igual, acá va mi reseña (casi) intacta, tal cual salió. Compren el libro, agradezcan a Mansalva. O, agradenzcanle a Mansalva comprándole un libro.


La conspiración de los porteros
Autor: Ricardo Colautti
Género: Novela
Editorial: Mansalva, $ 28

¿Es posible que un escritor genial pase inadvertido en su época? ¿Que, si es "bueno", su obra permanezca fuera de los muros de la escena crítica y el debate literario? ¿Que apenas sea leído por sus colegas". Mansalva brinda las pruebas con La conspiración de los porteros, obra reunida de Ricardo Colautti (1937-1992). Elvio Gandolfo confiesa en el prólogo: "formaba parte, para mí, del grupo de los marginales auténticos". El libro incluye las novelas que publicó el escritor en vida: Sebastián Dun (1971), La conspiración de los porteros, (1976) e Imaginetta (1988).
La placentera perplejidad de la lectura está rodeada por cierta sensación de desconfianza, una inestabilidad provocada por la delicada ruptura de determinados presupuestos narrativos. Por un lado, las tres partes conforman por separado una unidad. Pero, ¿de qué tipo? Es difícil saber cómo calificarlas; parece mejor considerar el libro como un proyecto. La estructura trabaja más sobre desvíos y saltos elípticos que sobre una progresión causal clásica. El proyecto Colautti se arma sobre una acumulación de atmósferas enrarecidas, lógicas entendibles a medias, sucesos extraños narrados a veces con desidia por un protagonista confundido en perpetuo movimiento.
El personaje de Sebastián Dun reaparece en cada novela, pero la reiteración no configura una saga convencional. Su historia no tiene un desarrollo cronológico, y si algunos de sus rasgos se mantienen, se muestran estadíos existenciales, lo que imaginamos como vidas posibles del mismo personaje. En todo caso, un feliz atentado contra el héroe clásico. Colautti logra un balance incómodo entre la permanencia y el cambio, una ambigüedad condensada y vertiginosa.
Sebastián Dun comienza con un raconto: un preso cuenta qué lo condujo hasta la cárcel. Dun se encapricha con una mujer y se casa, pero también tiene una amante "corista" con la que se enreda en estafas y negocios turbios; se considera un vago y lo único que lo motiva es hacer "grabaciones". El cruce de la clase alta con la "escoria social", va marcando el recorrido del personaje. El tipo burgués inserto en el lumpenaje tiene un peso sociológico (el de un Fogwill que no va a fondo; a Colautti le interesa otra cosa) pero también existencial. "A esta casa ha venido a recalar toda la mala vida, te das cuenta de lo que va a ser la muerte de esta gente, cuando estén rodeados de sus parientes, de sus amigos, y vean desfilar las imágenes de sus vidas turbias, ¡qué repaso angustiante!". Por cosas así, Gandolfo vincula esta obra con la de Artl y su feroz descripción de los tipos porteños.

El personaje empieza a adquirir un carácter parasitario que se profundiza en la novela siguiente. También su participación en conspiraciones, como víctima y luego victimario, en el plano familiar y luego en el social. La paranoia inducida termina por ser el perfecto instrumento de poder; pero a Dun no le interesa ni siquiera eso; se deja absorber por movimientos y deseos ajenos. El personaje no es sólo un autómata, sino alguien capaz de camuflarse y cada tanto regirse por su genuina pulsión. Si, como Aira o Copi, el autor desdeña el verosímil clásico, crea al mismo tiempo un personaje magnético, que huye y busca de su propia tragedia pero que nunca se detiene.
La conspiración de los porteros profundiza la línea tejida sobre una doble desconfianza: la del narrador sobre él mismo y lo que lo rodea (y es el lector el que termina de adoptar una posición extrañísima). Dun se suma a la mecánica eliminación de cuerpos, y si al principio se sorprende, luego actúa la eficacia de esta instrumentación con frialdad. Los porteros conforman una suerte de masonería secular, una militarización civil que Dun también dejará atrás para seguir con lo suyo. Las referencias más aberrantes siguen actualizándose más de veinte años después.
Imaginetta radicaliza el planteo anterior. Si antes había una continuidad trastocada, la última parte genera la fantasía de un video clip con hiperpostproducción: escenarios, personajes y también roles en constante mutación. Hay algo del Daniel Guebel de El perseguido en Imaginetta, pero Colautti condensa todos los recursos de su maquinaria narrativa. Entre la paranoia y la pasión vital, el final es una hipérbole delirante. En Sebastián Dun leemos: "Tenía el proyecto de proseguir las grabaciones hasta llegar a hacer una enciclopedia de la fantasía; recopilar todas las figuras que me asaltaban día y noche y luego vender esa enciclopedia a los productores de cine, de teatro, a los argumentistas, a los artistas y a todos aquellos que necesitasen en sus conversaciones o en sus pensamientos algo esotérico, insólito, original, algo que los apartase de pensar todo el día en sí mismos". El autor casi logra el cometido de su personaje: un libro vivo, que no hace otra cosa que sacudir, descolocar, divertir y angustiar al lector una y otra vez.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

la mejor critica de suplemento cultrales está en perfil. no hay caso. lamento tener que reconocerlo

Anónimo dijo...

Gran texto, Sonia
Voy a pasar x la internacional a ver si me lo compro

Anónimo dijo...

Sonia, que gran nota. me da muchas ganas de leerlo. ahora mismo voy a comprar la conspiración de los porteros!
saludos
Daniel

Sonia dijo...

Gracias. Y que lo disfrutes Daniel, en especial la tercer parte.
saludos!

Sonia dijo...

la segunda, quise decir

Raúl Lescano Méndez dijo...

Encontre tu blog justamente buscando algo de Colautti, éste lo encontre en un articulo de "Pagina 12" con la misma fuerza que el tuyo. Si quieres puedes hecharle un ojo a mi blog. http://bolasdepapel.blogspot.com/

Raúl Lescano Méndez dijo...

Encontre tu blog justamente buscando algo sobre Coautti, este lo encontre en un articulo de Pagina 12 con la misma fuerza que el tuyo. Si quieres hechale un ojo a mi blog. http://bolasdepapel.blogspot.com/