Estímulos

"A fines de los 80, la revista Billiken publicó una suerte de dossier sobre detectives. Había algún cuento de Sherlock Holmes con ilustraciones y un simpático y práctico manual de “cómo ser detective” que incluía un set de barba, pipa y lupa. Todos queríamos ser Sherlock Holmes, parecernos a él aunque fuéramos nenas y resolver, con omnipotencia infantil, los casos de los noticieros del momento. Por lo menos aprendimos a detectar huellas digitales, y algún otro truco que enseñaba el manual. Pero cuando los mayores escuchaban el “cuando sea grande quiero ser detective” nos miraban con sorna, ternura o desaprobación para decir, en cualquier caso: “No, en la Argentina no se puede ser eso. Los detectives acá no existen”. La anécdota esconde, como siempre, algo de apócrifo, de retórica y alguna verdad." (...)


Quería ser detective, de verdad (y tres cosas más)

Ya en Buenos Aires di unas clases sobre "policial" (sí, me re sabía la cuestión y evite el exceso de autores, matices y relaciones porque claro, los caracteres no son infinitos y no estoy haciendo crítica académica y claro, la idea era hacer la cosa un poco entretenida; aunque sea un toque), y el género enigma -policial clásico; "novela-problema"- siempre fue horrible en estas tierras salvo en aquellas versiones paródicas; casi pongo el nombre de mi coterráneo -más viejo pero contemporáneo al fin- como el ejemplo de lo que no queremos leer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Guillermo Martinez y su embolante crímenes imperceptibles!!!!
Adivine?