oficinistas buenas y oficinistas pretensiosas

tec tec tec de las teclas de ratones tipeadores hacinados por propia voluntad en un piso de microcentro.
En el microcentro hay Oficinistas buenos y Oficinistas pretensiosos.

“Tu ex compañero de banco me contó en un mail que ustedes se decían periodistas como un insulto” y la otra vez de la charla de Fogwill en el Malba un blogger se ofendía porque reproduje un antiguo dicho: “Serás lo que debas ser o estudiarás comunicación”.

Hay planteos para perder el tiempo, esparraguito de pelo parado camina de frente al viento, despeinado parece un poco loco.

¿cómo se pierde el respeto a una persona?¿cuándo hizo una maldad?¿una bondad?¿qué tonterías son tolerables? Todo esto puede transformarse en un pregunta filosófica o en una sincera preocupación.

En la línea D un vínculo alegre; un padre con una Mafalda abierta lee en voz alta al nene, 10 años calculo, que está al lado suyo. “Está hablando de la guerra de Vietnam. ¿Sabés lo que es la guerra de Vietman?”. “No”, dice el nene. Me río suave o sonrío intenso; pareciera que me río de una guerra pero todos saben que no; igual paranoia: van a pensar que no tengo ideología.

En colegiales hay muchos perros y muchas veterinarias. No es normal.

Hago un twitt bien twitt, o sea bobote. Un compañero de redacción hace un chiste al respecto, a los gritos. Me río por mantener cierta ubicación. Leo una nota de filosofía que alguien me manda antes de mandar a un editor. Está buenísima, te soltaste digo en un mail y justifico; en Espectáculos una amiga piensa en cómo resolver el tema guinsburg sin caer en esos pozos de llantos falsos, piensa, estrategia, ella tiene buen material. En la revista Barcelona está mi cara con otras “10 caras bonitas”, son graciosas, el dibujante es muy bueno y también trabaja acá y me regala la revista. Un editor de Información General nos regala un huevo de pascua Cadbury, el conejo de peluche en la canasta sobre la mesa de casa en Bahía, alegría. Ahora rodeamos el papel plateado y violeta y cada uno se lleva un discreto pedacito y vuelve a sus máquinas. El huevo de pascua roto es miguitas de chocolate triste. No hay segundas intenciones. Algunos lo guardan un rato para comer con el café.

Un Editor Jefe de Política se acerca a un redactor al que le dicen “pinguinito”, el pinguinito mira sentado, el otro tiene canas y es muy alto, está parado, las caras por separado son serias, pero el diálogo dibujado en diagonal es incómodo.

El redactor nuevo de ese suplemento; ese al que le dicen “muñeco cebador” ceba mate a sus jefes y pasea por entre los otros hablando por celular, te vemos te vemos te oímos, es tan importante todo esto para él, pero hasta él, seguro, está pensando en realidad en su novia en su mamá en su amante en un perro un gato, en irse lo más pronto posible de aquí.
O capaz que no. Aunque sea viernes.

A esta hora el subte lleno de oficinistas buenos que se visten bien contienen la respiración por estar llegando a sus casas como un montón más y entrar como entra el resto en ese vagón lleno de gente así.

3 comentarios:

Terra dijo...

Periodismo Call Center.
¿En qué puedo ayudarlo?

Sonia dijo...

"Periodismo Pobre". In memoriam

Anónimo dijo...

los periodistas son zopencos y los oficinistas normales simples trabajadores...?