Contribuye con cierto mito generalizador, que puede jugar a favor de cierto indeseable sentido común, pero... es muy simpático, divertido y fresco por momentos además. Para un viernes ¡está bien!.
(...)
"La pregunta es esta: ¿por qué los escritores se hacen los interesantes? ¿Por qué evitan dar notas, hablan elusivamente de sus libros, citan novelas olvidadas y con olor a culo enterradas en librerías de viejo, se hacen los interesantes, visten mal y comen peor? ¿Es una forma exótica de bombear mística al derrumbado mercado de los libros? ¿O es simplemente algo que uno podría definir con unas pocas palabras tales como “son todos unos enfermos mentales”?
Cada vez que un pobre periodista cultural –digo pobre, porque yo también fui periodista cultural y vivía tomando vino Uvita y comiendo atún en latas que abría con las uñas-, decía, cada vez que a un pobre periodista cultural le toca entrevistar a un escritor célebre, siempre narra la escena como una odisea comparable a la de ver entero el programa de Marley sin sentir dolor de bolas. El escritor en cuestión mira al periodista como a un ser miserable que, por alguna disposición de la vida, está al final de la escalera, mientras él se encuentra en la azotea, comunicándose con la energía divina del cosmos y plasmándola en libros que sólo él y Dios comprenden."
(de todos modos, más que imaginarme a Aira en esa situación, lo veo imagino a Castillo y su barbita de señor displicente de soy oscuro pero lo sé casi todo porque vivo de noche; ¡mortal!)
2 comentarios:
Uy, no tengo ni ganas de ponerme a dar explicaciones obre esa gente. Que se maten despacio, y lejos.
Cicco me causa mucha gracia.
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