todo terreno

un periodista conocido tuyo que no es lo mismo que decir un periodista conocido te pide un testimonio para una nota de tapa de una revista. El tema de la nota te parece un blef, el clásico "boom/fenomeno/tendencia que es una mentira porque algo hay que poner en la tapa entonces inventamos, como inventé hace una semana por 200 pesos "la tendencia de autores reconocidos en otros campos que escriben sobre sexo". Cualquiera. Lo bueno es que de eso a veces salen otros relatos, buenos relatos que no tienen nada que ver y la risa de saber como alguien puede tomarse en serio ese tipo de cosas-los lectores no me preocupan, en todo caso, ¿por qué no habría de depositar la credulidad en la credibilidad de un medio? -los editores sin autocrítca sí me dan verdadera pena.
El tema de la nota de tapa esa es "lo retro"
Tengo que hablar de lo "retro" en literatura. Cualquiera mal. El interés por participar, como casi todo intento de "participar", corrijo, "figurar", es, me engaño con que es, publicitar la última novela del sello, voces de coeditores, "contestá, contestá"

Contesto y me encanta mi poder de síntesis, sabiendo que la del esforzado periodista será aún mas


Puedo ver cierta impronta de lo “retro” en determinada literatura. Toman forma, en mi opinión –y generalizando, quizás-, en evocaciones de la infancia de determinados personajes; elementos y representaciones del pasado son ejes de la ficción. Se rescatan relatos y modas constitutivos en la formación de una generación para crear novelas que toman el pasado como origen o contexto de personajes alucinados.

"Por ejemplo, sólo por citar algunos, pienso, en Dani Umpi y las referencias al grupo Los Parchis en Miss Tacuarembó. O en La asesina de Lady Di de Alejandro López: el nacimiento del amor de la protagonista hacia Ricky Martin, parte de su pasión por el grupo Menudo.
Este rescate de ciertos íconos, oscila entre la mirada cariñosa –nostágica- y el sesgo crítico. En la novela que Tamarisco acaba de editar, Ravonne, también se ve el lado oscuro de esos ídolos de la infancia, en los que están inspirados los protagonistas: Roberto Ravonne pudo haber sido un Carlitos Balá, y Candelaria una Flavia Palmiero o Reina Reech.
Creo que en los tres casos, hay cierto goce en rever ese consumo ingenuo de la infancia, en hacerle trampa y darlo vuelta; llevar al extremo la “pérdida de la inocencia”, y desarrollar relatos alucinados por el viejo fanatismo, pero a la vez ácidos y desencantados. En todo caso, una revisión hacia los modelos culturales de aquella época y sus consecuencias en la conformación del hoy. En algunos casos, los protagonistas llegaron al punto de enajenarse por la moda de su adolescencia y en otros, lo que queda es mostrar las manchas siniestras entre la artificial pureza juguetona, multicolor; desenmascarar la falsa inocencia detrás de alegres animadores y primaverales cantantes pop a lo Jugate conmigo."

No hay comentarios: