Estuve enamorada de un chico. Hacíamos excursiones al vivero y volvíamos cargando de a dos macetones incómodos, nos esperábamos a la salida del subte para volver caminando a nuestra casa, nos dejábamos notas imprevistas, baldeabamos el piso descalzos para lavarnos las patas después; nos hacíamos regalos por nada y teníamos épocas en que nos peleabámos feo y un montón y nos quedábamos tristes.
Había un chiste recurrente, porque también éramos consultores mutuos de alguna que otra estrategia laboral. Un día, hace mucho años, desesperada porque no se me ocurría sumario, y aunque esa revista no me interesaba pero necesitábamos más plata para pagar el alquiler, desesperada le digo:
¡Ya se! ¡Propongo una nota de amor en la web!
El se río con una carcajada amplia que enseguida me contagió.
¡¡¡Qué nota truchísima!!!
Se había escrito mínimo como mil veces ya. Un embole. Escribirlo no suena gracioso. En la complicidad hay cosas que lo son, pero afuera se pierden. Pero sí nos reíamos de eso.
Cada vez que él iba a mandar un sumario me lo mandaba antes a mí para que "lo chequeara", y resurgía ese chiste tonto.
Hoy buscando en gmail no se que cosa, apareció un viejo mail al respecto, y me volví a reír.
Más tarde fui a la FLIA, y eligiendo textos de Belleza y Felicidad encuentro El amor por internet ¿En verdad existe? de Guido Eugenio Sures.
Fue la primera vez que compré un libro por el título.
Acabo de llegar a casa, acabo de leerlo, y me encantó.
Me quedan como diez cosas más por leer aún.
2 comentarios:
ahora, la pregunta es... ¿el amor por internet existe?
yo creo que sí; el amor por internet existe
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