"Más acá de la cuestión de la calidad o la cantidad, la formulación opera en la densidad de las relaciones que se arman entre los personajes: no hay buenos muy buenos ni malos re malos. Hay un pibe de barrio que la pegó en el futbol, pero padece la competitividad laboral. Una novia que un poco lo quiere, pero a la que también le interesa la guita. Tato y Nino que buscan la eficiencia de sus negocios, pero que se flexibilizan y tienen costuras. Laura, que reside en el que sí, que no. Y Giselle (quizás, el personaje más logrado) que pivotea entre la búsqueda de la rentabilidad y una versión exuberante-trash de Robin Hood."
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