"Esclavas de un Señor"

Por Liliana Viola/ Reseña Publicado en el Suplemento Las 12 del diario Página 12

En las calurosas y por momentos ridículas discusiones sobre si se debe permitir o no que las mujeres musulmanas usen burka en los países europeos, la figura de la monja (quién más occidental y cristiana que ella) aparece como ejemplo sorpresa y bastante contundente en los discursos a favor. Si en Inglaterra se le impide a una maestra musulmana que dé clase con el rostro tapado esgrimiendo que los niños merecen y necesitan ver los rasgos, expresiones e incluso la silueta de su educanda, por qué se deja en manos de tantas religiosas, con sus hábitos tan misteriosos y poco democráticos, la educación de gran parte de la infancia occidental. La monja, equiparada aquí a “la otra mujer” con su connotación de oscuridad y de indefensa figura que no hace lo que hace porque quiere y que por lo tanto merece un salvataje, es una ficción de monja muy próxima la que la cronista de este libro, Sonia Budassi, decide ir a buscar por calles, escuelas, sitios web y conventos de la Argentina. El trecho que va de la fantasía a la vida cotidiana, a las razones personales y las historias únicas, es piso que Budassi decide pisar, grabador en mano, para registrar en su crónica. Representación por un lado y el tono de la voz de cada una por el otro, la gracia de este libro está en la intersección. Como advierte en el prólogo María Moreno, no hay actitud policíaca, detectivesca ni siquiera escandalizadora. No habrá en estas páginas revelaciones sobre sexualidad, represiones de alcoba, ni aparecerán monjas falsas, monjas asesinas, monstruos fáciles de vender en programas de interés general. Sin romper jamás la clausura que les quite el velo encantador, Budassi intenta dar con ellas mientras va mostrando sus propias figuraciones. Una vocación en franca decaída, según los números que se registran en el prólogo, tiene aquí un retrato incompleto y personal, sujeto a los misterios que la religión siempre impone y sujeto también a una ansiedad propia del coleccionista. Sí, una coleccionista de monjas o de historias con monjas presenta aquí lo que parece ser una divina muestra de una vasta colección.

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