Ellos vivían juntos y la pasaban bien.
No tenían mucho de nada, pero compraban cosas lindas, que les gustaban. Unas servilletas de género, unas macetas con flores, sapos para pegar o de material tipo cerámica para dejar reposar en el suelo. Los sapos son otra cosa.
Y compartían los pares de zapatillas que les parecían mejores, esas que dan ganas de usar con tal ropa por el color o los dibujos. No se peleaban cuando los dos querían usar las mismas.
Pero él tenía esos hongos de patas que aparecen en las publicidades antihongui con pies eficient más antipáticos, animados básicos, esas cosas de patas que te buscan los enfermeros que te revisan en la pileta. Como usaban medias distintas nadie pensó en serio en el asunto de que los hongos se contagian aunque habían chistes al respecto; él no tomaba ningún tratamiento en serio.
Un día ella se contagió y se puso molesta. Pero no se le ocurrió enojarse con él.
Muchos meses más tarde, vino el verano, hacía calor y fueron los dos a la pileta de un club y había que hacer cola para que los revisaran antes de dejarlos entrar.
La enfermera no se dio cuenta, o se hizo la que no se dio cuenta de la contagiosa bacteria que vivía en esas cuatro patas. Ella, contagiada, se quedó pensando si, de haber sido rechazados, le hubiera echado, secretamente, la culpa a él.
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8 comentarios:
Pienso que probablemente le hubiera echado la culpa (secretamente). Pero, nuevamente, no se le ocurriría enojarse con él:
porque ella "está" en él.
Já, te maté!
:)
WoW
sí, me re mataste!
:)
Otra cosa que te quería comentar es que nunca en mi vida vi una oración con tantas comas como en la última del post.
:D
Mirá, hasta me han acusado de no saber usar los signos de puntuación por mi espasmódica y esporádica adicción a las comas!!!
Habráse visto!!!
:)
me gustan estas histoires
srta mercedes buena onda
naaaaaaaais
el mero punto de no retorno.
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