tres preguntas tres

A la vuelta de Madryn me entrevistó una periodista de Telam una mañana de sueño pesado y dispersión, avenida belgrano, confiterias recicladas y es distinto estar hablando así, cambiar de lado, recibir las preguntas yo, corregirlas mentalmente, cambiarlas y zas, ya estás en otra, la chica tenía grabador digital, una joyita, se lo admiré. Lo de las radios es distinto, el poder de la síntesis, la presentación del tema siempre gana a la lectura, obvio.
Me quedo más con grabadorcito y blog, creo.
Acá Vanoli me hace, tres preguntas tres.
¿Cómo viviste el proceso de escritura del libro?
Fue un trabajo raro y estimulante, el inestable y claroscuro camino de OZ entre lo terrenal y lo sacro, los conventos, internet y las villas. Por un lado inquietud, incomodidad con el tema, prejuicios y algunos temores (¿quién no vió una película de terror con una monja malvada, o escuchó historias oscuras nacidas en colegios religiosos o que la Madre Teresa, una monja, es casi una Santa?).La sensación, mientras hacía algunas entrevistas, de no comprender del todo lo que escuchaba, y luego la pregunta de cómo contarlo cada vez que me sentaba a escribir. Por momentos sentí –el borde de la paranoia- que el trabajo era casi detectivesco, y que había que contarlo como una sucesión de peripecias.Al mismo tiempo, el cruce entre lo que conocemos de estas mujeres a través de libros –desde Sor Juana a Aira o Huxley-, de la televisión, los diarios y el cine –desde La extraña dama a las crónicas del caso María Soledad- fue fundamental para poder avanzar a través y a partir de ciertos sobreentendidos, incluso de prejuicios discriminatorios.Con la cercanía, otras veces se invertía la relación. El “monstruo” era yo más que estas mujeres que eligieron una vida para muchos, “antinatural”. Me enganchó problematizar un poco ciertos aspectos del “sentido común”, y me di cuenta que ese era el tono, a veces de extrañamiento, que tenía que tener el libro.Casi como una obviedad, surgió que tenía que manejarme con total libertad en cuanto a los, como se dice, “recursos narrativos” para intentar una crónica no sólo entretenida, si no atravesada por los matices y conflictos que fueron apareciendo; de los personajes y sus familias pero también sociales, políticos, al interior de la Iglesia, etc.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantaron tus respuestas! Estoy leyendo el libro, es super entretenido, no paro de leer.
Un beso grande, Sonia!