El sapo explorador pasea por el barrio de casas bajas y disfruta el ruido de las hojas verdes lejos de la avenida. El sapo quizá sea un hombre, pero elige sapo porque tiene misterio. Toca timbre en una casa que tiene pintado un cartel que dice Jardinero en la puerta.
El jardinero japonés o peruano es amable y dice que vuelva mañana, después del mediodía,; promete tener algo interesante para él. Y hay que decirlo aunque suene a puesta televisiva: el jardinero usa un jardinero de jean.
En la esquina los taxis esperan en fila el GNC. Pacíficos, no lo aplastan.
Otra sería la situación si el sapo explorador cruzara la ruta de Médanos, siempre llena de camiones, más pesados y cansados con ese calor seco que al sapo tanto le cuesta soportar.
El jardinero japonés o peruano es amable y dice que vuelva mañana, después del mediodía,; promete tener algo interesante para él. Y hay que decirlo aunque suene a puesta televisiva: el jardinero usa un jardinero de jean.
En la esquina los taxis esperan en fila el GNC. Pacíficos, no lo aplastan.
Otra sería la situación si el sapo explorador cruzara la ruta de Médanos, siempre llena de camiones, más pesados y cansados con ese calor seco que al sapo tanto le cuesta soportar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario