(Sobre Hacer el odio de Gabriel Bañez. Publicado en la columnita "La biblioteca ideal" del Suple de Cultura de Perfil. No es una reseña así re estricta lo que va en esa sección)
Las ciudades pueden ser, con perdón de la obviedad, territorios geográficos o mapas simbólicos. Es posible imaginar, desde luego, el sonido y los olores de cada centro, de cada barrio, de cada pueblo o metrópolis y también las convenciones y saberes que los trascienden.¿Qué pasa con los libros y su disposición, en qué lugar colocan los lectores, los escritores y la crítica a sus librerías? Un periodista peruano pregunta a un escritor y a un crítico dónde puede comprar libros. El crítico responde "en la zona de Palermo". Declaración que enciende el debate con el otro, que considera casi un acto de irreverencia aquella recomendación.
El nada for export Parque Rivadavia, epicentro caótico y riquísimo de compra y venta está, por ejemplo, sobrevalorado. O no: Parque Centenario está subestimado. Sin expectativas, bajo la influencia de los fanáticos de Parque Rivadavia, recorro los puestos del Centenario esperando ver libros de texto, recetarios de cocina, a lo sumo algún manual del tipo "hágalo usted mismo". Pero descubro, prejuicios inútiles, varios libros de narrativa en esas oscuras y prolijas cajas de exhibición. Impecable a pesar de sus más de 20 años, compro Hacer el odio, novela del platense Gabriel Bañez (que acaba de ganar el premio de Novela Letra Sur con La cisura de Rolando) que se publicó en 1984. Entre la sordidez, la inteligencia y el morbo, el personaje atenta contra casi todo sentido común en sus relaciones y se aleja de cualquier atisbo bien pensante o políticamente correcto (en tópicos vueltos lugares comunes como el de los desaparecidos o el nazismo); es difícil imaginar el efecto de lectura que generó en el contexto de su publicación, uno de los tantos elementos que convierten al libro en un necesario objeto de rescate. Los desplazamientos por La Plata, al mismo tiempo, contruyen un mapa arborescente (¿diagonal?) de sentido sobre el texto, que señala los pasos sobre los que hay que desconfiar."Me reí, esos rasgos de urbanidad siempre me parecieron risibles. La violencia contenida, esa forma decorosa de sobrellevarla, de encubrirla, también es un producto urbanístico muy argentino".
Las ciudades pueden ser, con perdón de la obviedad, territorios geográficos o mapas simbólicos. Es posible imaginar, desde luego, el sonido y los olores de cada centro, de cada barrio, de cada pueblo o metrópolis y también las convenciones y saberes que los trascienden.¿Qué pasa con los libros y su disposición, en qué lugar colocan los lectores, los escritores y la crítica a sus librerías? Un periodista peruano pregunta a un escritor y a un crítico dónde puede comprar libros. El crítico responde "en la zona de Palermo". Declaración que enciende el debate con el otro, que considera casi un acto de irreverencia aquella recomendación.
El nada for export Parque Rivadavia, epicentro caótico y riquísimo de compra y venta está, por ejemplo, sobrevalorado. O no: Parque Centenario está subestimado. Sin expectativas, bajo la influencia de los fanáticos de Parque Rivadavia, recorro los puestos del Centenario esperando ver libros de texto, recetarios de cocina, a lo sumo algún manual del tipo "hágalo usted mismo". Pero descubro, prejuicios inútiles, varios libros de narrativa en esas oscuras y prolijas cajas de exhibición. Impecable a pesar de sus más de 20 años, compro Hacer el odio, novela del platense Gabriel Bañez (que acaba de ganar el premio de Novela Letra Sur con La cisura de Rolando) que se publicó en 1984. Entre la sordidez, la inteligencia y el morbo, el personaje atenta contra casi todo sentido común en sus relaciones y se aleja de cualquier atisbo bien pensante o políticamente correcto (en tópicos vueltos lugares comunes como el de los desaparecidos o el nazismo); es difícil imaginar el efecto de lectura que generó en el contexto de su publicación, uno de los tantos elementos que convierten al libro en un necesario objeto de rescate. Los desplazamientos por La Plata, al mismo tiempo, contruyen un mapa arborescente (¿diagonal?) de sentido sobre el texto, que señala los pasos sobre los que hay que desconfiar."Me reí, esos rasgos de urbanidad siempre me parecieron risibles. La violencia contenida, esa forma decorosa de sobrellevarla, de encubrirla, también es un producto urbanístico muy argentino".
5 comentarios:
Totalmente de acuerdo con todo lo expuesto. En Parque Centenario he conseguido también un par de joyitas (algo de Lispector, "Molloy" de Beckett y "En las Alturas" de Thomas Bernhard) entre otras cosas). Los puestos de Plaza Italia y Parque Rivadavia (del cual soy asiduo visitante por estar muy cerca de casa) no son más que repeticiones, en pocos puestos los mismos libros, y caros, son muchos de los que están en mesas de saldo en Corrientes. Supongo que la subestimación de la que hablás tiene mucho que ver en que esos libros interesantes permanezcan más tiempo en las pequeñas bateas. Otros puntos a tener en cuenta: el boulevard de Primera Junta y la librería de enfrente, la librería que está a la vuelta del Parque centenario, sobre Díaz Vélez. Una vez por semana me doy una vuelta.
De Bañez leo todo lo que cae en mis manos, soy una especie de fanático, "La cisura de Rolando" me pareció genial, seguramente coincidirás en que "Cultura" no se queda atrás, ni "Octubre Amarillo". No conseguí "Hacer el Odio" ni "Góndolas", que me recomendaron mucho. Hace poco, en su blog, Bañez puso el link para descargar "Virgen" (http://cortey.blogspot.com/2009/01/para-descargar-virgen.html), todavía no lo leo.
Saludos
SU, te vi hoy con Pola; caramba, quiero que me hagas el acto de fe como el primer cuento de tu libro!
Si querés me travisto y todo, pero no pierdas esa gracia inteligente de tus cuentos y esa frescura bella que tenías hoy!
Me encantó tu libro
Maguila: Gracias por el apoyo.
Y por el dato del PDF; no lo había visto.
Debería vender "Hacer el odio" en el Centenario así sigue su curso y llega a otras manos, pero no voy a hacerlo, ya me encariñé; puedo prestarlo de todos modos y que siga la fiesta.
Saludos!
Juan: Guau, cuántas flores, cariño! ¿Serás mi madre con seudónimo? Saludos para tí también.
Hace tiempo que ya no ando por parque rivadavia.. cada vez que voy los libros estan mas caros. En cambio proliferan los cds y dvds ilegales.. y los tipos que no paran de ofrecerte alguna pelicula o programa. Incuso los libros estan mas caros que los nuevos! que injusto.
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