Desde hace unas semanas, en Aguilas Humanas se publican crónicas, algunas de las cuales hemos trabajado con el escritor Cristian Alarcón.
Les dejo el texto genial de Martín Ale sobre el Tula, una crónica o un cuento como me han dicho algunos de mis amigos que lo leyeron antes de que se publique -lo estuve traficando por mail, ñaca ñaca.
"El bombo del Tula pasa los días y las noches en una habitación oscura, junto a dos colegas ya retirados, diarios y revistas viejas, un par de pingüinos embalsamados, una miniatura de Tutankamón y fotos, centenares de fotos. Tiene los parches gastados y le duelen las clavijas: el paso del tiempo, los miles de kilómetros recorridos, los palos recibidos. Las caras de Perón y Evita pintadas sobre el celeste y blanco de la armazón, calcomanías de un lado y la leyenda “Alemania 74 – Alemania 2006” del otro. El bombo del Tula sale poco; algún actito por allá, un homenaje por acá. Eso sí: cuando sale no hay bombo que le haga sombra. Su latido atronador mete miedo. Apoyado sobre una cómoda en una habitación oscura, rodeado de recuerdos, el bombo de Tula es una pieza de museo. Un objeto más del museo improvisado que el Tula tiene en su departamento de Lomas de Zamora.
-¡Positivo! –saluda el Tula y abre la puerta de un edificio de los que se hacían antes, una mole con puertas grandes y pesadas, a tres cuadras de la estación de trenes de Lomas. El cuatro ambientes que el Tula compró con un crédito del Hipotecario hace treinta años está en penumbras. La ropa desordenada sobre un sillón, una mesa con mantel de hule, un aparador con copas de las que se usan para brindar en Navidad.
-Mirá esto, positivo –dice el Tula. "SIGUE EN ÁGUILAS HUMANAS
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