Cada vez que un león come a un hombre en la  ficción, una preadolescente encuentra una edición amarilla de la  colección Robin Hood en un rincón de su casa. El ejemplar pertenece a la  madre. La niña no leerá sus páginas, pero admirará las pocas hojas con  ilustraciones en blanco y negro. No pensará en aquella época en que no  existía Internet. Valorará que los diarios impresos no eran multicolor.  Un libro con dibujos monocromo es atractivo. Los diseñadores, hoy, aman  el recurso. 
La mosca camina sobre el piso de madera plastificado. Está atontada y  lo atribuimos al frío. El enfrentamiento es sin dudas desigual. Hombre  contra bicho. El momento previo a la acción y reacción es el más  interesante. Lo anti “media res” que se enseña en los talleres de guión.  Arrancar las alas de una mosca entre amigas de cinco años puede ser un  ritual de iniciación no buscado. Pero con los toros la historia empezó  hace tiempo: ilustrar el pasaje del niño al adulto de manera oficial.  Hay un momento previo, entonces. ¿Los leones comen personas y magnifican  la venganza del mundo animal? ¿El hombre se venga del toro? La mirada  que precede la lucha juzga la prolijidad de la muerte, que es segura,  del toro bravo: si llega cansado y golpeado, el torero no será  aplaudido. La muerte limpia cotiza más. ¿Imagina la chica argentina que  por cada libro amarillo de páginas amarillas que abre sólo para ver los  dibujos que ahora son retro, monocromáticos, el soplido fuerte de un  toro escapa de su nariz por última vez, en otra parte del mundo, donde  la sentencia mortal está prefijada, desde la Edad Media, hasta hoy y que  el corazón del torero asustado puede verse en la fotografía y no desde  los palcos? No sé si esa información contribuiría a la belleza del  mundo.
      
1 comentario:
Hola Sonia. Me regalaron tu libro, "Periodismo". Lo estoy leyendo y me está gustando. Un saludo!
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