El periodismo cultural opera en la propia ética como esa campera gruesa de lana que lleva el que se te pega en el subte lleno un día de calor. En un momento o te corrés o te bajás o tratás de aguantarlo y hacerte el que pensás en otra cosa, porque a él, si tiene frío, qué le vas a decir.

(se puede tener sidecar propio también, eso con suerte, con dinero, con cinismo, incluso con trabajo podría ser)

1 comentario:

Ruy Guka dijo...

O también con una compañía de teatro.