"Manténgase unidos; que por encima de las rencillas está la organización; que por encima de la incomprensión está el sindicato"
EC nos pone en promo
En la sección "Buena literatura x 100 pesos"-Librería Eterna Cadencia.
¡gracias!
el mambo namber faiv de funes
"¿Por qué hacer otra antología de cuentos? ¿Por qué convocar escritores que no se parecen en nada? ¿Por qué hacer los libros a mano? ¿Por qué tan poca tirada?
En realidad... ¿por qué no? Es curioso descubrir que hay muchas antologías y que el 70 por ciento (dato incomprobable) de las mismas son de poesía. Hace algunos años se volvieron a publicar antologías de cuentos seriamente y también me preguntaba por qué lo hacían.
Ya lo dijo Michael Hutchence cuando le preguntaron por qué siempre se ponía de novio con súper modelos; porque puedo.
Hacemos esta tirada y estos libros porque podemos. Pero también porque nos gusta querer hacerlo. Porque me parece que ser jóvenes o referentes en un ambiente literario no tiene nada que ver con sacar libros.
Los libros que podemos sacar en la segunda editorial más chica de latinoamérica están hechos uno por uno, a mano por estas mismas que tipean la introducción que usted lee. También están hechos como una manera de resistir a la industrialización del pensamiento, a la banalización de la repetidora.
No es contra la máquina, para nada. Es, más bien, contra el uso indiscriminado que los cráneos hacen de la máquina.
Estos libros se hacen como expresión de descontento hacia el Hombre y sus políticas que, consciente o inconscientemente, avalamos día a día. Contra el mezquino ser que sólo considera dos o tres autores por sobre la enorme cantidad de escritores publicables.
Más allá de mis cavilaciones afiebradas, este libro, además, es una muestra de amistad. Gente que admiro, envidio, quiero, estimulo, agradezco. Representa las enormes ganas de sobrevivir en la posteridad con algo hecho con mis propias manos para promover sus textos.
Su literatura, en éste objeto, sobrevivirá alrededor de unos 30 años (si no me fallan los cálculos) intacta. Por lo tanto, me carga de una enorme responsabilidad presentarles a estos queridos amigos.
Para los críticos que puedan leer este compendio, este trabajo, quedará el análisis y tal vez la explicación del por qué estos autores juntos o el orden de aparición. Entiendo que la interpretación de algunos del trabajo de otros es importante. No soy ni podré ser jamás crítico literario aunque no se debe a mí exclusi-vamente esto último. No hace mucho tiempo, las camadas de críticos literarios que ha ido expulsando la Universidad fueron mejorando en cantidad y calidad. Según entendidos, costó pero va queriendo.
Para los fanáticos vaya la confesión de mi parte: el libro lo pedí en un abril, me fue entregado por casi todos los autores en octubre (cuando la fecha final era agosto) y terminó de imprimirse un año y seis meses después.
Trabajar con tiempo, a veces, no es una opción. Para los que duden, los que crean que planeamos la conquista del ambiente literario a paso de tortuga, los dejamos tranquilos; no es nada de eso. Para aquellos que crean que vamos a ser millonarios, también los dejamos tranquilos. La literatura es un medio para convertirse en millonario con las exactas pro-babilidades que ofrece el juego de la lotería nacional. Y lo mismo aquellos jugadores com-pulsivos que no pueden abandonar su vicio por más terapias grupales e individuales que han probado; estos muñecos que hoy les presento no pueden evitar ser escritores.
Varios han probado, doy fe.
Estos, los muñecos otrora llamados escritores, tienen en común que les gusta son-reír, tomar algo en asados (y comer), que juegan al fútbol o al báske (o sea, los deportes) y, por sobre todas las cosas, disfrutan de escribir.
Cuando lea cada uno de los textos piense exclusivamente en eso. Piense en el autor sentado en el escritorio, en la computadora, en un bar, en una pieza o en un living. Piense lo mucho que puede llegar a disfrutar una persona de hacer lo que le gusta. Analice los cuentos desde ese lugar. No busque patas de gatos ni pelos de huevos; no, no. Sea impla-cable. Impiadoso. Pero no le pifie.
Después me cuenta.
Lucas Oliveira
abril de 2009
"Cómo decirle adiós a un escritor felizmente extraño"
Sobre Gabriel Bañez. Publicado en el ultimo Perfil, en el suple de Cultura. El título, mejor que el mío es del editor.
Acá miguel russo también escribe sobre él en Radar Libros
Es jueves y en la tele pasan, todavía, la ostentación bizarra del funeral más mediatizado de la historia. Michael Jackson convoca estrellas, descansa en paz en un ataud de oro mientras un coro exclusivo canta sus hits, algunos sacan provecho de la ceremonia y decenas de cámaras transmiten en vivo. Uno sabe y se repite, asumiendo el lugar común, que ni una décima parte de eso sucedería en el medio literario. Ni aunque se tratase de un escritor famosísimo, multimillonario, de estética super pop o directamente frívolo. El lugar común se reitera cuando uno comenta que mejor que sea así. Es jueves y un amigo escritor avisa que acaba de enterarse de la muerte del escritor, editor, blogger y periodista platense Gabriel Bañez, sucedida una semana atrás. Al leer las primeras necrológicas comentamos: “Bañez se hubiera reído de ésta”. Al enfrentar el género y aplicarlo a un intelectual como él, cínico, agudo, analítico, pero también generoso y divertido, uno quisiera ser Andrés Calamaro componiendo su canción Los chicos: es inevitable pensar que el autor de Hacer el odio no hubiera celebrado el hecho de enfrascarse en las encorsetadas convenciones del adiós.
En una entrevista publicada en la revista española Teína, Cristian Vazquez contaba que al ingresar al edificio donde también funciona la editorial La comuna que Bañez dirigía, nadie parecía ubicarlo:
“—No te conoce nadie acá.
—Mejor —susurró él con una sonrisa torcida, pícara.”
Si ese tibio y apenas celebratorio desdén tuvo una coherencia con ciertos paratextos que lo calificaban como “escritor secreto”, la polisemia de sus intervenciones fueron como un ronroneo de fondo del artefacto ambiguo que podríamos llamar cultura –cuyos mecanismos desenmarañaba con crueldad y humor en su novela homónima-, un sonido constante pero sin estridencias que lo configuran como un escritor felizmente extraño: activo sin ansiedades, inteligente sin declamaciones.
La obra de Bañez es extensa, difícil de resumir y se proyecta siempre entre la continuidad y la ruptura. Pueden, desde luego, mencionarse los más de diez títulos publicados, los premios recibidos. Desde Parajes, novela ganadora del Primer Premio Provincial de Novela Roberto J. Payró en 1975; hasta la más reciente, publicada apenas hace unos meses, La cisura de Rolando, ganadora de la primera edición del Premio Novela Sur el año pasado. En aquella oportunidad, en entrevista con PERFIL, el autor señaló que “la disfuncionalidad” bien podría ser el eje que recorre toda su obra. “Reincido porque me parece que todos somos un poco disociados, un poco discapacitados”. Durante la entrega del premio llamó la atención el dedicado agradecimiento que expresó –con nombres y apellidos incluídos- hacia los “laburantes” de prensa y cada una de las áreas involucradas. Y siguió:“Les dedico este premio a las ballenas, que con tanta puntualidad y sensatez se acercan a la costa para mirar a la gente”. Demostrando que su figura de escritor también es algo disfuncional, dijo: “Un amigo de la infancia, Ignacio, cuando le comenté que había ganado, me dijo: ‘¡Cuidado!, porque vos fracasando sos muy bueno’.” Mientras algunos literatos de su generación se desesperan por alcanzar un incierto estatus de consagración, a veces a costa de rozar lo patético, Bañez parecía dedicarse a pensar y escribir; a enseñar y agradecer. Su último post hablaba de Fernando Peña. Su título era “Gracias por escribir”.
nuestros relatos metidos juntos en una bella edición funesiana para festejar
Sonia Budassi | Federico Levín | Loyds | Ignacio Molina | Natalia Moret | Paula Peyseré | Javier Quintá | Ricardo Romero | Julia Sarachu | Juan Pablo Souto | Diego Vigna
el feriado en el centro piensa en el trip
Te imagino y me provoca decirte vamos, te imagino y que mires con miedo a los caballos y decirte todo bien, vos caminá, hacé, hacé, hacé, dejate llevar por el lado oscuro pero que vuelvas; así sin autos la ciudad los edificios pueden verse en falsa escuadra, un vértigo oxímoron: crecen en silencio. Ahora mismo se adhiere el esmog a la calle, es una alfombra, en el tacho de basura roto se pudren los restos de un mac combo, el feriado lucha contra el cambio y pierde.
Dejé de fumar, tardo en responder cierto correo, es el peso débil y constante de lo que te queda viejo y bien, el jean gastado que cualquier madre hubiera insistido en tirar, metías las manos en la tierra sin asco y te imitaba un rato, breve: das muchas instrucciones de cómo eso se tiene que hacer.
Ahora no leo. Chateo por el móvil, me lamento mucho si no puedo votar y miro televisión. En Utilísima hay un programa que te da consejos de seguridad. Cuando llegues al hotel de una ciudad extraña, lo primero que tenés que preguntarle al conserje es el número de la policía.
Lo anoto y lo guardo. Por las dudas de que algún día vos también quieras flashearte con el mambo paranoico de la ciudad extraña, la paranoia es el efecto residual de la aventura, y de una vez por todas te animes a viajar.
la chica del sobrenombre dice
él usa campera canguro se pone capucha y si mira de frente directo de frente perfecto ella flashea un rapper new york pero al rato él mira de costado adentro de la capucha y es una fuckin sexi virgen gay (católica).
lo lindo es de las lindas debería haber dicho él y ella que suerte que me gustan los chicos buenísimo que seas heterosexual
ninguno de los dos andaba de entre casa y en el subsuelo del bar había ruido, albaca, tomate y luz
Gracias Gabriel Bañez
Justo ayer había entrado a tu blog, que lo tengo linkeado acá al costado y claro que estas cosas nunca las imaginás.