indescriptible
inenarrable
inefable

pero Paul ya nos quemó el gorro
poniendo en palabras
que no es posible no comunicar

y encima tenía ese apellido que si lo querés escribir,
lo escribís más y mal
pegate y decite vaslavic
pero escribí
Watzlawick
y te salta en el buscador un axioma
del que estaría bueno, siempre, o ponele cada tanto, desconfiar.

Pablo Natale titula "“Animalitos expresivos”"

El autor de Un oso polar escribió una reseñas muy linda de Apache; lúcido él, amable por demás. (Y encima le pone un acápite del mítico ¡¡¡Vicente Luy!!!
"Saltan Bermúdez y el sol.
Foul de Bermúdez”
")

El texto empieza con el recorrido más luminoso que tuve en épocas oscuras en el que hablé del proyecto sin saber aún qué con Natale y Lamberti. A diferencia de lo terapéutico de las expediciones al predio, evasivas y de claros objetivos en los que no importaba, por un par de horitas, casi nada más -o más bien era un juego de autosimulación - ese viaje el paralelismo real del agua helada del Río de Villa Carlos Paz con un sol que pica y unas charlas tan absurdas como impresionantes. La tarde en que pensamos en cuántos pynchons le dábamos a cada "joven escritor argentino". Superior.
Bueno, entonces la reseña. Y debo mil links de entrevistas buena onda y otras que me dan cosita, pero porque somos así.

"“Apache”, de Budassi, es, además, una especie de teatro de marionetas. Se nos habla acerca del modo en que unos pocos muñecos (los jugadores) son protegidos y glorificados por miles y miles de otros muñecos (los no jugadores) quienes reciben información de la gloria de aquellos gracias a la actividad de otros tantos miles de muñecos (periodistas, comerciantes, empresarios, directivos, mafiosos). Lo importante acá no es quién maneja a quién, quién “tiene los hilos”, ni por cuánta plata, sino el carácter maquinal, entre ridículo, natural y casi inhumano de la cuestión. Esto aparece en todos los muñecos que nos presenta Budassi, pero sobre todo en el muñeco-héroe principal: Carlos Tevez. “Que se parece a Cuasimodo”, según dicen. Cuya barba es “tan simétrica y perfecta que parece pintada”, escribe Budassi. Que (ocasionalmente) golpea pelotitas de tenis “como un espantapájaros”, que juega un fútbol-tenis junto a sus compañeros y parecen “playmobils”, “dibujos animados”, “muñequitos que se escaparon de un metegol”, “liliputienses”. Imágenes o nombres del imaginario fútbol-mediático convertidos a través de la escritura-maleficio en enanos de fábula pateando una pelota de fábula. Marionetas, títeres que aumentan y disminuyen de tamaño (de acuerdo a sus performances, de acuerdo a la prensa), muñecos que cambian de forma. Pero que siguen siendo “juguetes”, juguetes que atan y que son atados, al borde de algo gigante cuyo nombre no sabemos y cuyo poder reconocemos porque no podemos dejar de observarlo."
Acá sigue el texto hermoso generoso de Natale crítico, Natale narrador (y hay un Natale Músico -y recomendable!!)